Lula y Raúl develaron la placa de apertura de la oficina de APEX. Foto: Franklin Reyes Siento alegría por estar en Cuba en un momento en que tenemos la noticia de que en la Asamblea General de la ONU, con apenas tres votos en contra, se aprobó una vez más el fin del bloqueo a Cuba, expresó el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva durante la inauguración, este jueves, del Centro de Negocios de la Agencia Brasileña de Promoción de Exportaciones e Inversiones (APEX), en La Habana.
En el acto, presidido igualmente por el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro, Lula expresó su deseo de que, «después de las elecciones en EE.UU., quienquiera que sea electo presidente tome la decisión de poner fin a ese bloqueo inexplicable e inaceptable. La única explicación para que continúe es la insensibilidad».
Asimismo, Lula manifestó su satisfacción por la apertura de la oficina de APEX en La Habana. «Solo falta una palabra en “Agencia Brasileña de Exportación e Inversiones”; faltó “Importaciones”, para que podamos hacer que el comercio mundial sea más justo, un camino de doble mano, que no permita la supremacía de un país sobre otro, con balanzas comerciales muy diferentes. Espero que esta casa se transforme definitivamente en una casa de negocios, pero más que todo, en una casa que convenza a los empresarios brasileños de invertir aquí en Cuba».
Durante la ceremonia, las empresas Petrobrás, de Brasil, y la cubana CUPET firmaron un contrato para la exploración y producción del petróleo en el bloque 37, en el mar al norte de la zona de Varadero.
Resultante de la negociación entre ambas, el texto contempla una inversión inicial de ocho millones de dólares. Prevé siete años de exploración y 25 para la producción, en un bloque cuya extensión es de 1 600 kilómetros cuadrados, a una distancia de la costa entre tres y doce kilómetros, y a profundidades entre los 500 y los 1 600 metros.
«Ciertamente —dijo Lula— mañana no va a surgir petróleo aquí. Es un proceso demorado, de estudios geológicos muy refinados, y si esos estudios sísmicos son positivos, si existe la posibilidad de hallar petróleo, despreocúpate, Raúl: puede estar a 500 metros de profundidad, a 1 000, a 3 000 metros, a 7 000 metros; vamos buscarlo y hallarlo allí, y vamos a transformarlo en energía»
El presidente brasileño refirió los recientes descubrimientos de grandes yacimientos de petróleo, que permiten imaginar a Brasil como uno de los grandes productores del mundo. Según explicó, esos recursos fueron hallados a 4 375 metros y a casi 7 000 metros.
«Pienso que esa tecnología es la que podemos traer a Cuba, cualquiera que sea la profundidad, de manera que tengo la esperanza, Raúl, de que en los próximos años, podamos venir aquí —en caso de que tú me invites, porque yo no seré más presidente— para tocar ese petróleo».
Al intervenir, el Presidente Raúl Castro subrayó su plena confianza de que se encontrarán yacimientos de ese combustible, «porque los demás alrededor tienen (en referencia a las áreas de explotación de EE.UU. y México en el Golfo), porque ya estamos extrayendo alguno, y por la capacidad de la empresa brasileña. (...) Ustedes están extrayendo petróleo a tres Turquinos y medio, inimaginable hace apenas unos años».
En cuanto a los diez acuerdos firmados durante la visita de su homólogo brasileño en enero pasado, expresó que están encaminados y marchando. Apuntó el buen comienzo de la oficina de APEX, que contará con plena colaboración por parte de Cuba, y auguró que Brasil, sexto socio comercial de Cuba, ocupará un mejor lugar en esa escala.
Por su parte, Lula hizo hincapié en la voluntad del gigante sudamericano de concretar la solidaridad con nuestro país tras los efectos devastadores de los huracanes Gustav y Ike. En tal sentido destacó el esfuerzo del Ministerio de Minas y Energía de Brasil para apoyar la restauración de la red de energía eléctrica en las áreas afectadas, en particular en el tema de los cables.
Acerca de los alimentos, recordó que ya se enviaron 1 500 toneladas de arroz, de las que también se repartió a Jamaica y Haití, y a las que se sumarán ahora otras 45 000 toneladas, de ellas 15 000 para Cuba, y otras cantidades para los países antes mencionados y para Honduras.
En otro orden, el jefe de Estado brasileño subrayó su «doble alegría» por la noticia de que el Presidente Raúl Castro acudirá a su país en diciembre, «al primer encuentro en la historia de todo nuestro continente en que vamos a reunirnos solo los países de América Latina y el Caribe, sin interferencia de ningún otro continente ni de ninguna gran potencia. Discutiremos nuestros problemas, nuestras soluciones, nuestras semejanzas; profundizaremos más en el alma latina y caribeña, para que cada vez más nos transformemos en un continente más importante, en un pueblo mucho más soberano».
Precisamente sobre ese tema expresó su satisfacción por los «momentos extraordinarios» que vive América del Sur, con sectores de izquierda en el poder en varios países, comprometidos con la población más pobre. «Ojalá ocurra esto también en la mayor economía del planeta. (...) De la misma manera que Brasil eligió a un metalúrgico, Bolivia a un indígena, Venezuela a Chávez y Paraguay a un obispo, sería extraordinario si en la economía más grande del mundo un negro fuera electo presidente».
En referencia a la crisis financiera global, apuntó la paradoja de que los países ricos, que durante decenios determinaron la lógica económica del mundo, ahora están muy dependientes de los países emergentes, con economías más controladas y un sistema financiero más organizado.
«Tenemos que cambiar el sistema financiero internacional, el FMI, el Banco Mundial, porque de la manera en que están funcionando no sirven para nada», dijo, y añadió: «No vamos a permitir que una crisis que no fue creada por nosotros venga a perjudicar a todos los países que trabajaron seria y honestamente para alcanzar lo que estamos alcanzando en América Latina».