Foto: Roberto Meriño A la distancia de 50 años cuesta contener las lágrimas. Aquel 12 de septiembre de 1958 Lidia Doce y Clodomira Acosta fueron arrastradas fuera de un edificio en el actual municipio de Regla, en la capital del país, donde las sorprendieron. Luego las condujeron al frío sótano de una estación de la policía batistiana.
«Fueron empujadas y Lidia cayó de bruces, casi no podía levantarse, y entonces la golpearon con un palo por la cabeza saltándoseles casi los ojos al darse contra el contén... la mulatica flaquita (Clodomira) se le soltó y le fue arriba arrancándole la camisa mientras le clavaba las uñas en el rostro... tuvieron que quitársela a palos limpios, hasta noquearla».
La narración pertenece a uno de los verdugos que les arrancó la alegría a estas valiosas mujeres, a quienes el 15 de septiembre sepultaron en sacos con piedras en algún lugar de nuestra costa. Desde entonces las llevamos en lo profundo del alma, compartiendo nuestra suerte.
Lidia y Clodomira se conocieron al calor de los avatares revolucionarios. La primera se había integrado a la columna del Che y allí se convirtió en la valiosa mensajera del Guerrillero. Quienes la conocieron afirman que contagiaba con su optimismo. No sabía del miedo, y encaraba los mayores peligros con una sonrisa.
Clodomira, casi una niña, se entregó a los destinos de su tierra. Decía Vilma Espín que era dulce y afable, pero que no lo pensaba para reaccionar ante la injusticia. Estuvo además entre los primeros campesinos que apoyaron al Ejército Rebelde, hasta que se le confió la misión de ser su mensajera y llegó a convertirse en el enlace de mayor confianza de Fidel.
Unidas permanecieron estas dos mujeres para enfrentar la muerte con entereza y dignidad, y de igual manera estuvieron vinculadas al intrépido grupo del Movimiento 26 de Julio en Regla, cuyas acciones contra la tiranía habían desatado una brutal represión en aquel septiembre.
Es imposible olvidar a quienes abonaron el largo camino de la historia colectiva. Por eso este lunes la Federación de Mujeres Cubanas rindió tributo a las heroínas, haciendo notar la desgarradora coincidencia con nuestros Cinco hermanos, quienes un 12 septiembre también fueron apresados injustamente en territorio norteamericano.
«Esta casualidad se refuerza por la especial conexión que une a los grandes revolucionarios, a los más elevados seres humanos», expresó Magalys Arocha, miembro del Secretariado de la FMC, al tiempo que mostró las bellas pinturas inspiradas en Lidia y Clodomira que nacieran de las manos de Antonio Guerrero y que fueran el telón de fondo del acto.
En ese mismo escenario las mujeres cubanas hablaron de la importancia de inspirarse en el ejemplo de Lidia y Clodomira en estos momentos difíciles, donde hay que levantarse de los desastres que nos dejaron los eventos climatológicos que surcaron el país hace solo unos días.
Al homenaje asistieron Yolanda Ferrer, secretaria general de la FMC, el general de brigada Harry Villegas, vicepresidente de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana, la generala de brigada Delsa Esther Puebla y representantes del Pelotón de las Marianas.