Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Chambas, Caimanera, CUJAE

Autor:

Juventud Rebelde

Óigame, Don Kike; óigame, Marina, tremenda caldosa en Chambas se cocina... Sí, y no solo eso, también preparan un tope beisbolero PCC-UJC en la localidad de Punta Alegre y actividades conjuntas con la emisora local, voz de este cumpleaños ingenioso.

Ah, pero en la más oriental de las provincias cubanas también hay ocurrencias. Que lo digan los jóvenes de Caimanera que tienen una «programación especial en los Video Club con los diez filmes infantiles de mayor aceptación» durante los últimos siete años; trabajo productivo en apoyo a la Empresa Salinera Guantánamo; jornadas masivas de donaciones de sangre y un desfile de Bandas Rítmicas de las escuelas primarias, entre otras iniciativas.

Vaya, que lo que viene este abril es mucho. Fíjense que en el C/B del Combinado Lácteo de Isla de Juventud redoblarán esfuerzos para inaugurar en la fecha una línea de soya, y en la capitalina Ciudad Universitaria José Antonio Echeverría (CUJAE) hay un guión juvenil hiperactivo.

Allí se instalará un foro virtual por la libertad de los Cinco Héroes; habrá un plan gigante de la calle con niños de zonas aledañas y se presentará el documental Elogio de la virtud. Crear, lo dijo el Maestro, esa es la palabra de pase.

Nos amamos por primera vez

Habíamos salido de El Pedrero el 18 de diciembre y ya era la tarde del 2 de enero. Santa Clara había caído y nos dirigíamos a La Habana. Habíamos parado en un pueblo antes de Colón a echar gasolina. El Che parecía estar dormido, llevábamos días sin dormir cuando de pronto me dice:

—Yo me di cuenta de que te quería el día que la tanqueta nos cayó atrás.

Yo no respondí y él no siguió hablando.

Cuando llegamos a La Cabaña, nos alojamos en la misma casa, pero en habitaciones diferentes. En el cuarto del Che había una cama gigantesca, donde dormían él y varios compañeros más. Yo actuaba como su secretaria. El día 12 de enero íbamos al aeropuerto a recibir a sus padres cuando me dio a leer una carta para Hilda Gadea donde le ratificaba que habían terminado y que se iba a casar con una muchacha cubana. Yo le pregunté:

—¿Con quién Che?

—Contigo, me respondió.

Nuevamente, como aquella noche cuando marchábamos hacia La Habana, nos quedamos sin decir nada, ante el peso de aquella posibilidad. A partir de aquel día el Che me perseguía. Me tomaba de la mano cuando yo estaba desprevenida. Cuando comprendí que yo también lo quería, como a un hombre y no solo como el héroe que todos admiraban, lo dejé entrar en mi habitación y nos amamos por primera vez. (Narrado por Aleida March, en Cuba Socialista No. 7, 1997)

13 de marzo

¡José Antonio!/clavel clavado a lo zurdo/ de esta generación sin manchas.

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