«Algunos jóvenes hemos dejado de valorar críticamente nuestras deficiencias, porque muchas veces para erradicarlas hace falta constancia y esta se disuelve ante la cotidianidad, marcada por las limitaciones materiales y la indiferencia de quienes tienen que unirse a la juventud para acorralarlas», comentó Saraima Guerra, durante la asamblea de balance de la UJC en la provincia de La Habana.
La joven lamentó que la organización no alcanza el liderazgo que debiera en el sector de la educación, en un territorio con enormes potencialidades: «El panorama docente es extraordinario para poder efectuar una labor ideológica activa y creadora, pues contamos con 57 preuniversitarios en el campo, 27 politécnicos, tres universidades y cuatro facultades universitarias multiplicadas en 76 sedes municipales donde se universaliza la enseñanza».
El primer secretario de la UJC, Julio Martínez, alertó en ese encuentro sobre la necesidad de «crear conciencia en el universo juvenil del riesgo que corre la educación si no se transforma el sistema de trabajo existente en la provincia».
El dirigente jerarquizó las prioridades de los jóvenes habaneros para poder conquistar el futuro, como se propusieron los delegados a la asamblea de balance, congregados en la Universidad Agraria Fructuoso Rodríguez.
En la reunión se expusieron críticamente los problemas que impiden a la organización desempeñar su papel, principalmente en los centros educacionales, uno de los sectores más representativos en el territorio, tanto por el número de escuelas como por la diversidad de la enseñanza.
«Si creemos que solo con informar los problemas contribuimos a su solución, tendríamos que cuestionarnos la manera en que hemos entendido la misión de vanguardia que le corresponde a la UJC», consideró Maykel Aledo, presidente del Movimiento Juvenil Martiano en la provincia, quien dijo que no basta con conocer lo que ocurre en nuestro entorno, sino que hace falta actuar con premura, sistematicidad e inteligencia.
Más de una intervención enunció la necesidad de hacer labor política con las más tiernas generaciones sobre el valor de ser útil al país. Solo de esta manera podría revertirse la indeferencia de algunos jóvenes por el estudio y el trabajo, propusieron.
Del mismo modo en que valoraron la necesidad de captar estudiantes con vocación docente, se criticó la falta de atención a esos que ya están en la batalla, algunos de los cuales les falta madurez y academia para llenar todos los vacíos de la educación cubana, distinguida por una paridad en el dominio de las ciencias y los valores más altos.
«Solo tendremos un mejor futuro si somos capaces de conquistarlo», expresó Julio Martínez al concluir el balance.
«Del mismo modo en que se prepararon para esta asamblea: trabajando y creando espacios para recrearse e interactuar sanamente, deben continuar, porque son muchas las metas que tiene la juventud para garantizar la obra de la Revolución», expresó.
Iván Ordaz Curbelo, primer secretario del Partido en La Habana, insistió en la participación de los jóvenes para elevar la productividad en cada frente donde estén.
«A la Revolución no se le pide; hay que darle, y para eso es necesario una preparación», sentenció.
Lizette González fue ratificada como primera secretaria de la UJC en la provincia.