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Un himno le canta a su autora

La marcha de la provincia de Pinar del Río se escuchó ayer en la necrópolis de esa ciudad en las honras fúnebres de su autora Rosa Delgado Carballo

Autor:

Zenia Regalado

PINAR DEL RÍO.— Rosa Delgado Carballo había pedido que la velaran en esta ciudad, donde tocó al piano, por última vez, el himno de Pinar del Río, la provincia que la vio nacer un 2 de diciembre de 1911, en San Juan y Martínez.

Su voluntad se cumplió ayer jueves. Las honras fúnebres tuvieron lugar en el cementerio metropolitano de la capital provincial, en el cual la banda de música y un coro de la Escuela de Instructores de Arte interpretaron la marcha que creó para el Comité Todo por Pinar, y que fuera cantada por vez primera el 27 de diciembre de 1942 por un coro femenino formado por sus propias alumnas.

En 1949 fue aprobada oficialmente como himno, y ratificada como tal en 1986 por la Asamblea Provincial del Poder Popular.

Pinar del Río/ región fecunda/ donde Natura/ vertió sus joyas/ con esplendor/ Cuna de sabios/ y de patriotas,/ hecha a la prueba/ a la abnegación.

Pinareño, valor,/ de la ardua lucha/ se recoge por fruto la Victoria,/ la conciencia de un pueblo se ha hecho grande,/ y ascenderá triunfal/ hasta la gloria. Pinar del Río/ tierra olvidada,/ la cenicienta desventurada/ no puede ser,/ porque sus hijos/ en lucha heroica/la harán hermosa/ es un deber...

A esta mujer, de auténtica raíz patriótica, le fue otorgada la Distinción por la Cultura Nacional, el Diploma de Hija Eminente de Pinar del Río y el Escudo Pinareño, en reconocimiento a su destacada trayectoria en aras de la cultura y del engrandecimiento espiritual de su región.

Fue Martín Herrera, el amigo de José Martí, que pasó sus últimos años en San Juan y Martínez, quien recomendó a la madre de Rosita que la hiciera recibir clases con una amiga suya, maestra de música.

Descubrió en ella las dotes artísticas que la convirtieron después, con solo 15 años, en maestra de piano, y luego en toda una institución cultural de la ciudad de Pinar del Río, tal y como ha investigado el historiador Gerardo Ortega.

Aunque vivía en el Vedado, una y otra vez Rosa regresaba a su terruño, impulsada por sus sentimientos de pertenencia a una hermosa tierra, madre de artistas que siempre le han cantado a su belleza y a la sencillez de sus gentes.

Ayer, el himno de Pinar del Río se escuchó en la necrópolis con un sentimiento especial: esta vez le cantaba a su autora.

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