Nuevos elementos sobre el niño mexicano que ganó a José Martí la única partida de ajedrez que hasta ahora se le conoce, acaban de ser revelados por el joven investigador martiano, natural de Camagüey, Axel Li Cabrera.
Aparecen en el documentado reportaje Indicios del ajedrez en José Martí, publicado en el último número de la revista Opus Habana, dirigida por el doctor Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad, y correspondiente a los meses de febrero/junio del presente año.
Aunque el reportaje aborda en general la vinculación del Apóstol con el ajedrez, el joven Axel —del equipo editorial de esa revista— menciona al sabio niño ajedrecista en todas las páginas y en más de 20 momentos, e incluye, entre otras, la foto del muchacho, de cuyo paradero nunca más se supo, y de los dos cubanos presentes en el tope.
Andrés Ludovico Viesca Gutiérrez, nacido en la ciudad de Parras de la Fuente, en Coahuila, México, el 8 de abril de 1869, venció al Maestro, quien tenía 23 años en el momento de aquella partida famosa, efectuada en octubre de 1876, en la casa del cubano Nicolás Domínguez Cowan (1840-1898) y propiciada por otro cubano, Andrés Clemente Vázquez (1844-1901), ambos residentes en tierra azteca.
«Con apenas siete años de edad —refiere Axel Li— el pequeño derrotó consecutivamente al también cubano Agustín Mendiola y a Martí, en presencia de un nutrido grupo de asiduos a ese tipo de partidas, incluido un funcionario del gobierno mexicano».
En ambos casos el niño jugó con las piezas blancas y demostró un talento inusual, pues hacía unos escasos meses que había aprendido los movimientos y las reglas del ajedrez.
El encuentro ajedrecístico lo dio a conocer Andrés Clemente Vázquez, el 24 de octubre de 1876, en el artículo titulado Una gloria mexicana, en su revista La Estrategia Mexicana, e incluía una foto del niño. Después introdujo la noticia en La Habana, en 1893, y más tarde lo puso en su libro En el ocaso, en 1898, donde afirmó: «Esta es la única partida de ajedrez que se conserva, del promovedor de la actual insurrección en Cuba».
Andrés Clemente Vázquez describió así al pequeño Ludovico: «Aprendió a leer y a escribir él solo. Dibuja y hace caricaturas. Es sumamente modesto y tranquilo, más bien melancólico, triste y reflexivo que alegre y bullicioso. Resuelve problemas bastante difíciles, casi instantáneamente. Jamás reforma las jugadas erróneas. No le gusta lo que agrada a los demás niños. No molesta al adversario, no desperdicia el tiempo, es grave y circunspecto, de mirada vaga y sombría, y conversa muy poco, como todos los grandes meditadores».
La partida histórica
Blancas: Andrés Ludovico, Negras: Martí 1. P4R,P4R; 2.CR3A,P3AR; 3.P4D,CD3A; 4.P5D,CDAT; 5.CD3A,P3AD; 6.PxP,PCxP; 7.A3R, C2C: 8.AR4A, CR3T;9.D3D,A4A; 10. OO,P3D; 11.P3TD, AxA; 12.PxA, C4AD; 13.D2R,A5C; 14.P4CD, AxC; 15. DxA, C2C.