Fernando junto a su madre Magaly Llort y su esposa Rosa Aurora Freijanes. Foto: Sitio web Casa de los Cinco Lo dijo el mismo Fernando González Llort, uno de los cinco cubanos injustamente prisioneros en cárceles norteamericanas por combatir el terrorismo, quien este 18 de agosto arriba a su cumpleaños 44: «Todo hombre que se respeta a sí mismo se debe antes que nada a su Patria. En los años de presidio me acompañará siempre la dignidad que he aprendido de mi pueblo y de su historia».
Esas palabras finales de su alegato, pronunciado en el juicio de sentencia el 18 de diciembre de 2001, tras un politizado proceso plagado de irregularidades judiciales, revelan la fuerza interior de este hombre, a quien la soberbia y el espíritu de venganza de los enemigos de Cuba le han arrancado nueve preciosos años de su libertad física.
Solo 35 años de edad tenía Fernando cuando fue encarcelado en septiembre de 1998 junto a Gerardo Hernández, René González, Ramón Labañino y Antonio Guerrero, por haber penetrado grupos terroristas del sur de la Florida, con el propósito de conocer sus preparativos criminales.
Aunque esa gestión posibilitó frustrar acciones que habrían costado muchas vidas en Cuba, en los propios Estados Unidos y en otras naciones, ellos han permanecido encarcelados mientras connotados asesinos viven en Miami bajo la sombrilla protectora de W. Bush. En esta fecha, cuando inevitablemente la memoria de este ser humano encarcelado es asaltada por el recuerdo de sus seres queridos, es menester conocer las razones de este hombre que se mantiene firme en sus principios:
«Yo soy cubano de allá, de la Isla —dice en su alegato— y eso implica que al acusarme entran a jugar consideraciones como la ignorancia de lo que es Cuba realmente, el odio y la irracionalidad contra mi país, estimulados por un sector extremista que controla lo que se dice aquí sobre Cuba y se encarga de silenciar cualquier otra opinión más racional.
«El pueblo cubano tiene derecho a defenderse porque hasta ahora el gobierno norteamericano, que es el encargado de hacer cumplir las leyes de este país y de aprobarlas si es necesario para combatir los actos criminales, ha hecho muy poco o nada para detener las actividades contra Cuba.
«Nunca puse en peligro la seguridad nacional de Estados Unidos, ni fue nunca esa mi intención ni la de mis compañeros. Lo que hice fue motivado por el amor a mi Patria y por la convicción de que la historia demuestra que es la única opción que le queda al pueblo cubano para evitar la muerte de inocentes personas y la destrucción que traen aparejadas las acciones terroristas que se cometen contra mi país.» Como expresara el Comandante en Jefe Fidel Castro el 13 de agosto de 2005 ante la presencia de los familiares de los Héroes: «Ya no existe cárcel capaz de encerrar la cultura y el heroísmo de los Cinco, y en ese sentido están ellos en libertad».
Ciertamente, en este, su cumpleaños 44, como expresa el propio Fernando, la dignidad sigue acompañándolo y su fulgor alumbra el sendero internacional de solidaridad que cada día se ensancha para acoger a millares de nuevos seres humanos, cuyas acciones acrecientan la esperanza de justicia. (Tomado de Kaos en la red)