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«Es imprescindible la difusión del conocimiento histórico en niños y jóvenes de todo el país de una manera más atractiva y amena», afirmó Abel Prieto Jiménez, miembro del Buró Político y ministro de Cultura, en el VI Congreso de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (UNHIC), que sesiona en el Palacio de las Convenciones en la capital.
El dirigente precisó que se requiere de un estudio más personalizado de la historia, que destaque vivencias, borre viejos dogmas de enseñanza, y que a su vez fomente la memoria local y regional junto a la nacional.
Destacó la necesidad de que los profesores que imparten estos contenidos se sientan identificados realmente con la materia, que se sientan apasionados.
Eliades Acosta, jefe del Departamento de Cultura del Comité Central del Partido y vicepresidente de la UNHIC, señaló la importancia de preservar la historia cubana como única garantía del presente y el futuro, y caudal de grandes lecciones, de fortalezas y debilidades.
«Una nación que no conserve su historia es un país sin rumbo y fácil de manipular por sus enemigos. Hay que insistir en la profundización de los conocimientos en las nuevas generaciones.
«La enseñanza cubana debe tener en cuenta que los jóvenes son cada vez más escépticos, más racionales y es más difícil responder a sus interrogantes con una visión simplista de la historia, que no muestre sus orígenes desde una metodología más humana, y más cercana a su vida real», afirmó.
Un momento especial de esta sesión del congreso fue la presentación del libro Fidel y la historia como ciencia, donde aparece un análisis del pensamiento conceptual-teórico del Comandante en Jefe a partir de sus intervenciones públicas realizadas desde 1959 hasta 2003.
La obra, que pertenece a un equipo de trabajo del Instituto de Historia de Cuba, describe la ideología de Fidel Castro como una de las más avanzadas en el desarrollo político, social, económico y cultural de la sociedad.
