Foto: Franklin Reyes «Creí que sentiría algo en la primera eyaculación», dijo Ricardo, un adolescente de 14 años. «Pero de pronto un día me desperté con la cama mojada y no me había dado cuenta de lo que me había sucedidó».
También Joan, un joven quinceañero, se siente confundido: «Dicen que es normal que yo tenga esos sueños húmedos... y las reacciones de mi cuerpo, pero no se cómo hacer ni entiendo qué lo provoca».
«Me sentí muy bien cuando dormía, y al levantarme, la cama estaba un poquito mojada pero no se lo dije a nadie. Solo lo comenté meses después cuando hablaba con los amigos y nos contábamos algunas primeras experiencias», afirmó Manuel, otro adolescente de 17 años.
Más reservados a veces para tratar estos temas, los varones confiesan cierto recelo al hablar sobre sus inicios sexuales, ya sean los llamados sueños húmedos, la masturbación o el coito, pues según dijeron: «es un tema demasiado personal».
Para los «arriesgados» que accedieron a responder, esta primera respuesta sexual de su organismo fue vista como una marca, un indicio de que ya pueden ser padres y por tanto hay que cuidarse durante las relaciones sexuales.
Más de la mitad de los entrevistados aseguró desconocer lo que les sucedería en esa primera experiencia, pues sus padres no les hablaron mucho de esos temas, como tampoco les explicaron qué sucede con las muchachas en igual período.
La mayor fuente de conocimiento para ellos son los debates que realizan entre amigos, donde los más experimentados confiesan sus historias y los «novatos», se limitan a escuchar para el futuro.
Hay quienes lo vieron como algo normal que los convierte en «hombres». En este grupo están los que ya conocían del tema porque sus familias les habían comentado.
HOMBRECITOS CON MENTE DE NIÑOS
«Al entrar en la adolescencia los niños sufren transformaciones bruscas en su cuerpo. “De pronto” se hacen más altos, les cambia la voz, aparecen vellos en sus genitales y comienza una vida erótica activa que revela para ellos una conducta sexual y reproductiva».
Así explicó a Sexo Sentido Carlos Alfonso Bequer, psiquiatra y máster en sexualidad, quien describe la eyacularquia como un proceso donde el varón descubre en su cuerpo sensaciones sexuales placenteras y se producen los llamados sueños húmedos.
Comprendido por lo general entre los 10 y los 14 años de edad, este período se caracteriza por el desarrollo de nuevos comportamientos psicosexuales, que dan inicio a la adolescencia.
En este sentido, aclara el especialista que no se puede confundir pubertad con adolescencia. La primera define todas aquellas transformaciones anatómico-fisiológicas que producen a su vez una maduración biológica y reproductiva, que marca el inicio de la segunda.
Durante esta etapa comienza también el «sentimiento de adultez», o la necesidad de ser y comportarse como los mayores, de reproducir sus conductas y manifestaciones en general, y sexuales en particular, lo cual trae aparejado el desarrollo de intereses referidos a la pareja, la familia y la reproducción.
Los motores impulsores de estos fenómenos son el sistema endocrino y la hipófisis. En el adolescente se inicia una producción incesante de hormonas que actúan sobre las gónadas femeninas y masculinas.
Este dinamismo provoca una ma-duración anatómico-funcional que conlleva a la diferenciación secundaria expresada como menarquia en las féminas, y eyacularquia en los varones.
Otro punto interesante son los cambios emocionales que se producen. Los adolescentes desean estar en grupos, compartir esas nuevas experiencias, son más hiperactivos.
Rápidamente comprenden que la casi totalidad de las zonas de su cuerpo y en especial los genitales responden a estímulos físicos o psicológicos y entran en una fase de «experimentación sexual» caracterizada por el deseo intenso de disfrutar de la más amplia variedad de vivencias eróticas y espirituales.
EL PLACER SE DESCUBRE
«La masturbación en la adolescencia es un fenómeno normal y beneficioso. Con ella el adolescente aprende a conocer su cuerpo a partir de sensaciones muy placenteras. Comienza una maduración psico-fisiológica que fomentará las bases para conformar su futura pareja», afirmó el doctor Bequer.
Investigaciones a nivel mundial revelan que aproximadamente uno de cada tres adolescentes, en especial los varones, practican durante estos años la masturbación y otros juegos con zonas erógenas de su cuerpo.
En ocasiones los padres reprenden a los jóvenes ante estas conductas, ignorando que estas manipulaciones no solo son inocuas sino que constituyen un factor de aprendizaje en la sexualidad de cada individuo.
Durante el comienzo de esta etapa los impulsos sexuales suelen ser muy vehementes y el chico no está preparado o no puede aún acceder a los juegos sexuales de pareja, por lo que estas prácticas solitarias devienen vía de descarga de tensiones físicas y psicológicas acumuladas, que le permiten una relajación indispensable.
El autoerotismo es una etapa fundamental donde el ser humano aprende a conocer las capacidades erógenas de su cuerpo, ejercita y desarrolla la función del orgasmo y se prepara para el próximo paso: los vínculos de pareja.
LUEGO VENDRÁ LA PRIMERA vEZ
Algo curioso entre los varones es el alto valor que dan muchas veces a sus primeras relaciones sexuales. Para ellos este momento se convierte en una meta que marcará su aceptación y el reconocimiento ante todos de que «ya soy un hombre».
Aunque la edad promedio de iniciación entre ellos está alrededor de los 15 años, esto no significa una frustración para quienes, pasada esa edad, no han experimentado su primera relación.
«Este hecho no tiene fecha límite. Todos los seres humanos somos diferentes en cuanto a caracteres. Hay quienes son más tímidos y les cuesta más trabajo socializar y entablar las relaciones, pero ello no implica trastornos sexuales a largo plazo o ser menos hombres», destacó el doctor Bequer.
Sin embargo, quienes comienzan muy tempranamente tienen mayor riesgo de promiscuidad y por tanto de contraer enfermedades de transmisión sexual o embarazarse.
En estos casos es necesaria una correcta orientación preventiva pues los adolescentes tienden a ser inestables porque están en un período de descubrimiento y conformación de su personalidad y cambian constantemente de parejas.
CRECER SIN CENSURAS
Estilos educativos autoritarios, el proteccionismo, la ignorancia o la negación de las naturales ansias de libertad y autonomía, impiden una iniciación feliz en la vida sexual del adolescente.
El sentimiento y la necesidad de independencia y autodeterminación que caracteriza su desarrollo y lo motiva a buscar la satisfacción de sus necesidades entre sus semejantes son mecanismos indispensables para su maduración psicológica y social.
Solo en la medida en que logren dar poco a poco aquellos pasos existenciales que les permitan adquirir los conocimientos, capacidades, y habilidades que lo preparen para una vida autónoma, podrán acceder plenamente a la adultez.