Investigaciones recientes indican que las mujeres obesas con diámetro de cintura de más de 86 centímetros tienen dos veces mayor riesgo de padecer cáncer de útero que aquellas que no superan los 78 centímetros.
El estudio realizado en el Reino Unido demostró que las féminas con un cinturón de grasa considerable presentan mayores probabilidades de desarrollar una degeneración del tejido uterino que derive en la mortal enfermedad.
Para la pesquisa se analizaron los datos médicos de 223 000 personas en diez países europeos. Los resultados mostraron que las obesas y las que han ganado 20 kilos desde los 20 años de edad corren un riesgo doble de desarrollar el cáncer.
Esto significa que para ellas existe una probabilidad entre 40 de padecerla, frente a la proporción de una a 73 para el resto de las mujeres. La relación entre el peso y la enfermedad era particularmente clara en las féminas posmenopáusicas o en las que nunca habían tomado la píldora anticonceptiva.
Organizaciones internacionales dedicadas a estos estudios advierten la necesidad de un control dietético para aquellas mujeres de todo el mundo que por su prototipo presentan una cintura superior a 80 centímetros, y corren mayor peligro.
Según definiciones de las entidades médicas se considera obesa una persona cuyo índice de masa corporal, resultado de dividir su peso en kilos por el cuadrado de la estatura, es de 30 o más.