Prácticamente todos los hombres experimentan una dificultad ocasional para lograr o mantener una erección. En muchos casos es una condición temporal que desaparece con poco o ningún tratamiento. En otros, aparece como un problema progresivo que puede dañar la autoestima del hombre y afectar su relación de pareja.
Según los especialistas, la disfunción eréctil es poco frecuente en adolescentes y jóvenes. Sus orígenes pueden ser físicos o psicológicos. Una forma de saber la naturaleza de la causa es determinar si el hombre tiene erecciones nocturnas, las cuales se producen normalmente entre 3 y 5 por noche, con una prolongación de 30 minutos cada una.
Es necesaria la interacción de la mente, los nervios, las hormonas y los vasos sanguíneos para alcanzar una erección.
Las dificultades eréctiles no afectan el deseo sexual, ni son sinónimo de infertilidad. Un hombre que no es capaz de mantener una erección puede producir espermatozoides suficientes para fecundar a una mujer, mientras que otro infértil puede tener relaciones sexuales con normalidad, sin la capacidad de engendrar un hijo.