Orgasmo y eyaculación no son la misma cosa, aunque se use indistintamente uno u otro término. El orgasmo es la sensación subjetiva de placer que suele acompañar a la eyaculación, que es la salida del semen por la uretra.
En algunos hombres tiene lugar el orgasmo sin que haya expulsión de semen, y en otros ocurre lo contrario: la salida del semen no va acompañada de placer, sobre todo cuando el hombre intenta distraerse para retardar la eyaculación.
Tal como ocurre en la mujer, la experiencia orgásmica masculina es una vivencia individual única, propiciada por la miotonía de la respuesta sexual, el aumento de la frecuencia cardíaca y respiratoria, y otras sensaciones más generalizadas.
El orgasmo supone para ambos sexos la rápida liberación de tensión acumulada. Entre un diez y un quince por ciento de las mujeres, tras lograrlo, no pierden el interés sexual, deseando más estimulación y uno o varios orgasmos más, pues tienen capacidad para ello.
En cambio, poco más del uno por ciento de los hombres es capaz de esta multirrespuesta. La mayoría de ellos tienden a volverse pasivos e insensibles a los estímulos sexuales, por lo que les resulta fisiológicamente imposible tener otro orgasmo o eyacular de nuevo.