Los «famosos» gatos embotellados eran en realidad un gran invento difundido a través de cartas cadenas por correo electrónico. «SI ANULA ESTO SINCERAMENTE NO TIENE CORAZÓN!!!!!! Soy un padre de 29 años de edad. Mi esposa y yo hemos tenido una vida maravillosa juntos. Dios nos bendijo demasiado con una niña. El nombre de nuestra hija es Rachel, y tiene diez años; no hace mucho los doctores le descubrieron cáncer cerebral en su pequeño cuerpo. Hay solo una manera de preservar su funcionamiento. Nosotros no tenemos suficiente dinero para pagar el precio.
«AOL Y ZDNET han estado de acuerdo en ayudarnos y la única manera en que puede ayudarnos es esta: Nosotros le enviamos este e-mail y usted se lo envía a sus conocidos y estos a su vez a sus demás conocidos. AOL rastreará este e-mail y por cada tres personas que reciban este mensaje AOL donará 32 centavos. Ayúdenos por favor, 2 minutos de su tiempo le pueden salvar la vida a mi hija. José Luis Gutiérrez Vázquez. Jefe de proyectos del Consejo Asesor de Computo, DGSCA –UNAM. Telf: 5622-8056, 5622-8060. Fax: 5622-8563. e-mail: jlgv@servidor.unam.mx»
El mensaje anterior me llegó hace apenas unos días, enviado por una amiga santiaguera. Poco después, el mismo correo electrónico me fue enviado una y otra vez. Confieso sinceramente que leer esta súplica digital me conmovió. Pero más me alarmó constatar cómo en muy poco tiempo, de un mensaje original con apenas una decena de contactos, volvieron a llegarme otros con cientos, miles de direcciones.
Alegra saber que hay tantas personas sensibles en el mundo. Mas indigna reconocer que también hay quienes, con aviesos intereses, explotan el sufrimiento y utilizan la mentira para obtener datos confidenciales.
Y es que Rachel no existe. Si no le parece creíble mi afirmación, vea usted mismo la del supuesto padre de la niña: «El correo es una cadena y lamentablemente lleva anexos mis datos pero nada de lo que dice es cierto, por lo cual le rogaría no seguir enviando dicho mail y avisarle a las personas que se lo enviaron que esto es falso. Gracias».
La declaración la encontré investigando sobre la veracidad del correo en el sitio http://mastermagazine.info/foro/showthread.php?p=1559, desde el cual una pareja escribió al progenitor para ofrecerle su ayuda, y este les respondió negándolo todo.
Sus datos fueron obtenidos de Internet en el sitio (http://www.dgsca.unam.mx/directorio.html), perteneciente a la Universidad Nacional Autónoma de México, donde trabaja, y utilizados para crear esta cadena de pésimo gusto.
Lo anterior es un ejemplo de un mal que se extiende cada vez con más fuerza: las cartas cadenas o hoax —como se les conoce en inglés—, una plaga que hoy constituye uno de los mayores peligros en la seguridad informática, al punto que los expertos los consideran como «virus místicos», pues personas inescrupulosas obtienen datos confidenciales a través de ellos que después utilizan para sus fechorías.
¿QUÉ SON LOS HOAXS?El término hoax, que en inglés se traduce como engaño o burla, se le aplica a los correos de contenido embustero, distribuidos casi siempre en cadenas de e-mail, por sugerencia de los propios autores de estos textos.
Existen múltiples hoax, desde los que supuestamente alertan sobre virus catastróficos, los que apelan a la solidaridad humana, contienen fórmulas milagrosas para hacerse millonarios o los que sugieren que de cumplir con lo planteado se hará realidad un deseo y de lo contrario la mala suerte nos perseguirá siempre.
Aunque sus temas son diversos, los fines casi siempre son los mismos: buscan generar tráfico telefónico, con la consiguiente ganancia para los proveedores de estos servicios; saturar los servidores con excesiva cantidad de correos; e incluso causar molestias al inducir a quienes reciben el mensaje a borrar programas útiles.
Sin embargo, lo más dañino de este fenómeno es que con frecuencia los hoax son utilizados por sus creadores para recolectar miles de direcciones de correo, que después son vendidas a empresas de publicidad on line para que estas a su vez nos envíen anuncios y ofertas no deseadas.
Por eso no resulta raro que poco tiempo después de reenviar alguna de estas cadenas, comencemos a ser bombardeados con todo tipo de correos basura o spam, sin que muchas veces entendamos que fuimos nosotros mismos, con nuestro mal proceder, quienes les facilitamos nuestra dirección y las de amigos y conocidos.
Y por si fuera poco, tampoco escasean los que piden datos confidenciales con cualquier pretexto, que después son utilizados para robar contraseñas de acceso a bancos, números de tarjetas de crédito, o para obtener información personal con la cual extorsionar al incauto.
OSITO MENTIROSOLos primeros hoax masivos de que se tienen noticia fueron difundidos en diciembre de 1994. Se trataba de una supuesta alerta sobre un virus llamado Good Times. Fue tan fuerte, que todavía hoy de vez en vez aparece en las bandejas de correo electrónico, enviado por alguien que cree estar haciéndonos un grandísimo favor.
Este tema de las supuestas alarmas ha sido casi constante en los hoax, cada uno con un lenguaje más amedrentador que el otro, y casi siempre haciendo alusión a falsos avisos de empresas como Microsoft, IBM e incluso creadores de antivirus como Norton o Kaspersky.
No obstante, quizá ninguno haya sido tan dañino como el que alertaba de un virus destructivo que se presentaba en forma del ícono de un osito y sugería borrar el archivo «jdbgmgr.exe».
Muchas personas, creyendo que eliminaban a un mortal enemigo, no solo borraron de sus máquinas este fichero, sino que sugirieron a todos sus conocidos que lo hicieran, perdiendo todos una utilidad del sistema operativo Windows conocida como «Microsoft Debugger Registrer for Java», instalado por las versiones del Internet Explorer 4.0 y superiores.
Tanto este caso, como el de otra supuesta alarma que nos pedía borrar el archivo «sulfnbk.exe», aduciendo igualmente que era un virus, en realidad no causan un estrago significativo salvo para algunos programadores, pues no son elementos críticos del sistema operativo.
Lo alarmante es que prueban cómo el desconocimiento puede hacer que nos dañemos a nosotros mismos y a otros, al darle crédito a amenazas sin probar, en vez de ejecutar un producto antivirus actualizado o consultar con algún experto antes de hacer acción alguna.
MILLONES POR UN CLICUn millonario africano pidiendo ayuda para rescatar su fortuna perdida, Bill Gates regalando dinero por solo enviar correos electrónicos o una madre salvadoreña, Silvia de Carranza, clamando también por su niño enfermo, son algunos de los muchos ejemplos de hoax de gran difusión en todo el mundo.
Muchos, como el de Silvia, ofrecen incluso datos sobre el hospital donde está siendo tratado el niño por cáncer cerebral, supuestamente el Shrine Children´s Hospital, en Houston, Estados Unidos, y hasta teléfonos y direcciones para llamar si uno quiere comprobar.
Lo curioso es que con una simple búsqueda en Internet es posible apreciar que existen más de 20 hospitales con el nombre mencionado en Estados Unidos, México y Canadá, pero todos se especializan en ortopedia para niños, en daños relacionados con la espina dorsal o en graves quemaduras, y nada tienen que ver con el tratamiento del cáncer infantil.
Por si fuera poco, en estos casos se alega que empresas informáticas como AOL, ZDNET o AMAZON rastrearán cada correo reenviado y darán dinero por él, algo que es técnicamente imposible de hacer en la actualidad.
¿GATOS BONSÁI?Nadie duda ya que los hoax son una plaga difícil de parar y de incalculables consecuencias. Los autores de estas bromas informáticas de mal gusto no solo han encontrado una forma de ganarse la vida con ellas vendiendo las direcciones recopiladas, sino también jugando a la bolsa con falsos anuncios de virus y hasta de éxitos, fracasos o estallidos de nuevas guerras.
De hecho, en no pocas ocasiones hasta la prensa se ha hecho eco de aparentes noticias, y personalidades u organismos de renombre se han pronunciado a favor o en contra de los supuestamente creíbles temas abordados. Quizá el mayor ejemplo en este sentido sea la cadena formada con la denuncia de los «gatos bonsái».
Todo comenzó con un correo donde un doctor japonés anunciaba, con imágenes incluidas, haber desarrollado una técnica parar lograr «mascotas adornos» a partir de pequeños mininos criados dentro de una botella a base de fármacos.
La noticia causó una repulsa mundial. Millones de personas en todo el mundo se manifestaron contra tamaña crueldad. Organismos internacionales de protección animal condenaron la práctica. La prensa dedicó amplios espacios a criticar duramente esa «moda». Hasta el Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos organizó una pesquisa sobre el tema.
Solo que los «gatos bonsái» fueron una mentira de principio a fin. El supuesto propietario del sitio (http://www.bonsaikitten.com), el Dr. Michael Wong Chang, era en realidad el seudónimo de un estudiante del Instituto Tecnológico de Massachusetts, quien ideó la broma con fotos trucadas, y la convirtió en un hoax que engañó a medio mundo y todavía hoy sigue atrapando a muchos.