La tecla del duende
Existen los amigos Cactus... Y los amigos Bonsái.
Los amigos Cactus no necesitan atención desmedida ni presencia constante. Están, existen, se fortalecen aun cuando no los atiendes lo suficiente. Los amigos Bonsái precisan siempre de ti, te absorben tiempo y cuidados, ante el más mínimo descuido se dañan, se estropean.
No es ni bueno ni malo ser amigo Cactus o amigo Bonsái. Mas yo me siento afortunado de tener muchos amigos Cactus, porque me confieso un desastre para cuidar Bonsáis...
Al final, es tan bendecida y reconfortante la suerte de tener amigos que no merece cuestionarnos cómo es cada cuál o de qué lado están; lo verdaderamente significativo es que están y existen (Enviado por Ramón Pérez).
Por Cuba
Los tecleros tuneros organizaron su tertulia, en la que hubo amores «embotellados» como obsequio. Mayra Castro Lora habló sobre la participación en el aniversario de la tertulia habanera. Contaron con el talento de la narradora oral Yusleni Molina y reconocieron a la escritora Mayelín Barrera, de la Casa de la Décima.
Sobre la tertulia holguinera ofreceremos información la próxima semana.
Mirada
Las palabras te enredan, te ilusionan, te hieren. Las palabras te pueden mentir, pero los ojos jamás. Los ojos no brillan con cualquiera, ellos hablan, ríen, se apagan, se iluminan, pero no mienten. No engañan. Los ojos no saben guardar un secreto (Texto de Fernando García, compartido por Ivette Aballe).
Leyendo estas palabras, me vino a la mente aquella canción popularizada por el grupo Moncada, creación de Renael González y José Antonio Rodríguez. Sea un regalo de jueves.
¿Tu mirada?, tu mirada / es el más perfecto modo / de decirlo todo, todo, / aunque no hayas dicho nada. / ¿Qué magia tienes guardada, / qué poder bello y profundo? / Tu mirada en un segundo / me siembra un año de antojos/ y cuando cierras los ojos /se queda sin luz el mundo.
Amor: ¿Cómo en tan breve sonido / puede haber tanto calor? / ¿A qué pecho rimador / le robaste ese latido? / Y le dice al oído / con palabra perfumada / para que la enamorada / boca que te anda nombrando / tenga sed de fuego, cuando /le enciendas una mirada.