La tecla del duende
Recibo una colaboración para la columna de Leidys, desde Canadá. Les comparto:
No solo te relaciones, crea alianzas.
No solo aprendas, experimenta.
No solo pienses, reflexiona.
No solo digas, demuestra.
No solo critiques, ayuda.
No solo hables, actúa.
No solo pidas, ofrece.
No solo existas, vive.
No solo veas, siente.
No solo sueñes, haz.
No solo leas, aplica.
La Tertulia tunera cumple 16 años en octubre y, a través de esta columna, se convoca de manera oficial a todos los interesados en asistir a las actividades de celebración. Se prevé que estas tengan lugar los días 26, 27, 28 y 29 de octubre, reservando en una de las bases de campismo de la provincia. Las actividades estarán festejando los 58 años de nuestro diario Juventud Rebelde, que se cumplen el próximo 21 de octubre. Los interesados se pueden comunicar con Nieves, por el teléfono 31340553.
Un león andaba en busca de comida por la selva cuando se cruzó con una mofeta, que se preciaba de no haber perdido ni una sola pelea con cualquier animal, por peligroso que fuese. Tras intercambiar dos o tres frases, el león y la mofeta se enzarzaron en una disputa. El felino levantó su enorme zarpa y, a punto estuvo de asestar un fatal golpe a su presa, cuando la mofeta lo roció con su fétido líquido. El león huyó, más airado que nunca. Pasó varios días por la selva, para ver si aquel insoportable olor desaparecía y decidió pedir consejo a sus tres animales de confianza.
«Amigo oso, ¿crees que huelo mal?». Sospechando que esperaba una respuesta sincera, le dijo: «Hueles realmente mal». Y el rey de la jungla lo desterró de ella. Le preguntó al lobo que, creyendo saber lo que deseaba oír el león, susurró: «Oléis a rosas». Por mentir, el lobo corrió la misma suerte que su antecesor. Consultó el león al zorro quien, sabiendo lo sucedido, se excusó: «Estoy tan resfriado que no puedo oler nada». Sabia decisión, pues cuando es peligroso hablar, lo mejor es callar.
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