La tecla del duende
Avanza el concurso ocurrente. Ya llegan los textos sobre cómo este arte ha tocado nuestra vida. Aquí les van fragmentos del monólogo Mi vida en imágenes, de Fernando Martínez y Oscar Fernández, éxito teclero mundial.
… Les cuento que yo nací muy lejos del Vedado, en el seno de una familia… de una familia. Mi padre, campesino, era un hombre de Maisinicú, y mi madre, Amanda, era una guajira del Guaso, a quien todos llamaban la Guantanamera. Mi madre decía… que yo me convertiría en Un hombre de éxito. Y mi padre rezaba todas Las noches de Constantinopla para que se cumplieran Las profecías de Amanda… Así viví tranquilo, hasta que una vez superada La edad de la peseta decidí partir Camino al Edén para cumplir mi Sueño tropical: convertirme en Un Rey en La Habana. Pero las cosas no eran tan fáciles con el transporte interprovincial... Me tuve que apuntar en una larga Lista de espera. Únicamente por mis gestiones con mi buen amigo Elpidio Valdés contra dólar y cañón, pude llegar entre Los sobrevivientes de aquel tren lechero, que a las pocas semanas arribó a nuestra hermosa capital: Habana Blues. (…) Recorriendo la zona del Coppelia, buscando algo de Madagascar, entré a la famosa heladería, para saborear una ensalada de Fresa y chocolate y partir raudo hacia la beca… La beca, qué hermosa etapa… Allí tuve mi primer Amor vertical. Se llamaba Teresa y me regaló una foto… Aún conservo aquel Retrato de Teresa, aunque resultó no ser más que un Perfecto amor equivocado. Sí, porque ella me miraba... y se reía, y al final resultó ser Una novia para David… David era tremendo zorro: le gustaba Hacerse el sueco, pero terminó sacando sus colmillos de Vampiros en La Habana. Toda esta historia aparece en las Páginas del diario de Mauricio, compañero nuestro de entonces. Pero bueno, seguí adelante… participé en trabajos voluntarios, moviendo de piso en piso Las doce sillas... Un día tuvimos que llevarlas a la funeraria, cuando ocurrió La muerte de un burócrata… Como estaba solo, sin novia, decidí invitar a Kleines Tropicana a una muchacha que si bien no era La bella del Alhambra, me caía bien, Hasta cierto punto. Se llamaba Alicia… Por su culpa suspendí Economía Política… Repetí el año por sacar Tres veces dos. Sin embargo, cuando intenté probar su Miel para Oshún, adivinen qué pasó… ¡Plaff! Plasmó su rúbrica dactilar en mi rostro de becario excitado. Me puso a bailar el mambo del Benny. ¿Y después? Nada… Bien, amigos, mi existencia ha transcurrido Entre ciclones… Sepan que de este Paraíso bajo las estrellas no Se permuta... Quienes no hayan tenido experiencias similares, dejen de vivir Clandestinos, párense En tres y dos, y salgan a disfrutar... del Barrio Cuba.
Este sábado, a las 3:00 p.m., en el Café Ventana Azul, del bulevar bayamés: cita teclera.
Mi pochi: Siempre estaré, aunque seas piedra y yo papel. Tu bebé
Mami: Sonríe, ahora realmente comienzas a vivir. Manolito