Los que soñamos por la oreja
En una de las emisiones de esta columna a inicios del presente siglo, escribí unas palabras que mantienen total actualidad. En ellas, afirmaba: «Frank Delgado representa la encarnación contemporánea de una tradición que, desde la más absoluta verticalidad ética, funciona como crónica en la cual se constatan las múltiples dimensiones de lo social y a la vez de lo íntimo. Aunque a algunos les moleste el incisivo verbo del trovador y por tanto, le hayan hecho su camino más difícil a partir de la negativa y el desdén hacia un discurso que, a veces con una visión lírica de la sociedad y en otras en relación con los problemas del hombre en la vida cotidiana, siempre ha estado comprometido con su tiempo, tales circunstancias no han transformado los nexos naturales del cantor con su medio y continúa apegado a las raíces, a los trovadictos y a los amigos de ayer y de hoy».
Próximo a cumplir 57 años, parece que fue ayer cuando a comienzos del decenio de los 80 escuché por primera vez algunas de sus canciones. Desde entonces, he sido un admirador de su quehacer, no solo como trovador sino además como activo promotor cultural, faceta que le ha llevado a ser en determinado momento productor artístico de un sitio como El Sauce o impulsor y anfitrión de peñas, como la que en el presente lleva a cabo en el anfiteatro del Almendares, los sábados a partir de las seis de la tarde.
Ya en lo referido a su trabajo como trovador, desde hace algunos meses está circulando entre los trovadictos su nuevo disco, el fonograma titulado Más, vocablo que tiene una doble lectura pues, por una parte, se refiere al segundo apellido de Frank, y por otra, apunta al hecho de que estamos ante un álbum en el que él invita a otras figuras a compartir el canto a lo largo de los distintos temas del CD.
Quienes se mueven en torno al mundo de la discografía conocen la teoría que se refiere a que en la carrera de un artista, por lo general a la hora de hacer recuento, se suele hablar de un fonograma como su obra cumbre. En el caso de Frank Delgado, yo me he referido en artículos, ponencias, cursos y hasta en uno que otro libro, a lo que representa, no ya para su trayectoria sino para toda la producción cubana de la esfera, el álbum Trovatur. Ese material, que vio la luz en 1995, pasará a la historia por ser, junto a Como los peces, de Carlos Varela, uno de los más acertados testimonios de la dura etapa que por entonces nos tocó vivir.
Veinte años después y cuando se aproxima a las seis décadas de vida, Frank se nos aparece con una producción como la recogida en Más, que, según mi punto de vista, representa el mejor de sus discos, sobre todo desde el prisma musical. Por tanto, Delgado consigue la proeza de tener en su obra un par de álbumes de obligatoria mención.
En Más nos volvemos a rencontrar con el Frank de un decir irreverente y transgresor, un discurso ideoestético que ha motivado el resquemor de algunos ante el carácter problémico de la propuesta del trovador. Desde el punto de vista musical, se destaca la nómina de invitados que comparten con Delgado la interpretación de sus composiciones (Kelvis Ochoa, Pancho Céspedes, Ray Fernández, Buena Fe, Pablo Milanés, Issac Delgado, David Torrens y Los Van Van), los excelentes músicos que intervienen como instrumentistas y lo efectivo de los arreglos orquestales, en su mayoría escritos por el bajista Justo Aboy (se exceptúan los cortes Educación Formell, a cargo de Efraín Chibás, y Milan Kundera, por el propio Frank Delgado), un nombre al que recomiendo prestar atención en lo adelante.
Entre las piezas del disco que valoro como imperdibles y de obligatoria audición, están El búfalo y la moringa, S.O.S. (con Pancho Céspedes), Milan Kundera (con Ray Fernández), La corazonada (con Buena Fe), Boleros de victrola (con Pablo Milanés, y para mí lo de mayor impacto en la producción), Orden del día (con Issac Delgado), Ermitaño del amor (con David Torrens) y Educación Formell (con Los Van Van). Aunque algunos de estos temas son difíciles de asimilar por quienes no posean una mentalidad abierta, si fuesen difundidos de manera apropiada por los medios de comunicación, estoy convencido de que recibirían la aprobación del gran público.
Así pues, con su disco Más, grabado en el estudio personal del trovador, Frank Delgado corrobora aquello de que mientras más viejo, mejor.