Los que soñamos por la oreja
La madrugada va sola/ y con lloviznas/ por mi cabeza,/ por mi cabeza.
La ventana mojada/ me deja ver a los gatos/ en su tristeza,/ en su tristeza.
Y un alma solitaria/ que se va a cualquier lado/ trasiega con sombrilla.
Y los perros que aúllan/ y el frío que oscurece el corredor/ está soplando,/ cualquiera lloraría,/ cualquiera lloraría.
Cuando amanezca/ se incorporarán los cuerpos/ a la vigilia,/ a la vigilia.
Y en la metrópoli,/ las lamentaciones/ y la desidia.
He reproducido fragmentos del texto de Cualquiera lloraría, una de las canciones de Silvio Alejandro que más prefiero y que él decidió incluir en su concierto ofrecido el 18 de julio de 2009, función que marcó el reinicio del ciclo de presentaciones denominado Verdadero complot. Apenas transcurridos unos meses, ya está circulando el disco grabado esa tarde sabatina en el Centro Hispanoamericano de Cultura.
En una etapa en que la producción fonográfica nacional ha caído considerablemente por causa de la crisis económica, así como por los problemas específicos dados en la industria discográfica (no solo cubana sino de todo el mundo), hay que dar gracias porque existan proyectos como Verdadero complot que, aunque sea en pequeña escala, mantengan viva la posibilidad de que el melómano interesado pueda disfrutar de nuevos álbumes dentro del género o estilo de su predilección.
Es en este contexto que ve la luz el CD Tanto remar, tercero acreditado a Silvio Alejandro. Sus anteriores fonogramas fueron Quedado en La Habana y Multitudes en la silla. Los tres poseen la virtud de que no se parecen entre ellos cuando se les escucha de conjunto. Cierto que hay una poética común y los rasgos específicos que tipifican la manera de componer e interpretar del trovador habanero, pero lo interesante es que él ha sabido cambiar la sonoridad con la que arropa sus canciones en los discos que hasta ahora ha grabado.
Silvio Alejandro o «el cuadro», como me gusta nombrarlo desde los tiempos en que fuera presidente de la AHS de Ciudad Habana, posee la capacidad de adaptarse musicalmente a los recursos de que disponga en cada momento para hacerse acompañar. Así, por igual lo hemos visto con el apoyo de una banda electrónica, con el auxilio de una segunda guitarra o con una agrupación acústica, como acontece en Tanto remar.
Contentivo de 11 piezas, en el álbum disfrutamos desde canciones de corte trovadoresco, alguna de aire brasileño, hasta una que otra con remembranzas de nuestra música tradicional, en particular la guajira y el son. En el orden de los textos, si bien varios de estos conservan la mirada introspectiva que ha signado la obra del creador desde sus comienzos, también en ellos se aprecian preocupaciones de índole social, como pasa en sus composiciones Cualquiera lloraría, Monte Habana y Los tiradores, tema muy popular entre los trovadictos que se mueven por distintas peñas en la capital cubana.
Con el respaldo de Rodney Howard (guitarra), Julio César Amoroso (flauta y armónicas), Dariel Díaz (percusiones), Ayi Fernández (voces) y Rosita García (piano), estamos ante un disco en vivo, grabado por Manuel Mantecón a partir del empleo de un mínimo de recursos técnicos y luego masterizado en los estudios de la EGREM, en San Miguel 410. Muy equilibrado en su concepción, resulta una estupenda muestra de que en la actualidad para dejar registrados trabajos como este, y que tienen desde el prisma sonoro una calidad aceptable, ya no se requiere de las grandes inversiones de antaño. Catalogable como una producción de bajo costo desde el punto de vista financiero, ello no impide que recibamos un material digno y que responde a los distintos parámetros con los que suelen evaluarse los CDs.
Así, aunque pequeño, no falta el plegable con su diseño de portada a cargo de Helena Arco Martínez, responsable de la imagen gráfica del proyecto. Aparecen también los créditos de los participantes y una nota informativa escrita por Fidel Díaz Castro y que permite al potencial consumidor de la obra tener una idea somera de quién es Silvio Alejandro y de cuáles son las intenciones de Verdadero complot, todo lo cual redunda en el mejor acabado del producto.