Los que soñamos por la oreja
Sepultura durante su presentación en La Habana. Foto: Yordanka Almaguer Cuando hace menos de un año, escribí en estas mismas páginas el trabajo titulado Sepultura: metal híbrido desde Brasil, no pensaba que apenas diez meses después, yo asistiría a un concierto de dicha banda en Ciudad de La Habana. Confieso que en el instante en que me llegaron las primeras informaciones acerca del viaje de la agrupación brasileña a Cuba, experimenté una buena dosis de duda. Y cómo no iba a ser así, tras el fiasco que representó el comentario a «voz pópulo» de la participación de Deep Purple en el reciente festival de Varadero, cosa que incluso llegase a ser promocionada en la página web de ese evento, pero que finalmente no se materializó.
Para los seguidores del universo del metal, la variante del rock con más adictos entre nosotros en el presente, la visita del cuarteto integrado por el guitarrista Andreas Kisser, el bajista Paulo Jr. (el único de los fundadores del grupo que aún permanece en el colectivo), a los que se unen el cantante Derrick Green y el batería Jean Dolabella, representa la consumación de un sueño anhelado por mucho tiempo.
Por disímiles razones, nuestro país no ha figurado en la agenda de actuaciones de los grandes iconos internacionales del rock, por lo cual, tanto entre los músicos del género como entre los aficionados al mismo en Cuba, hay el deseo insatisfecho de presenciar conciertos de primer nivel, como el celebrado este sábado 19.
Pudiera recrearme en reseñar la función, en hablar de lo mucho de bueno que musicalmente aconteció en la misma y de la química que se dio entre Sepultura y los miles de asistentes, que coreaban a la perfección viejos temas del grupo como Troops of doom o Territory (a no dudar, un momento mágico de la noche), o tal vez, hasta comentar algún que otro suceso infeliz, aunque pensándolo bien, no hay que aludir a las manchas del sol.
Prefiero apuntar a algunas lecciones que nos deja el breve, mas impactante paso de este mítico cuarteto por nuestro país. Así, de nuevo corroboré que uno puede resultar devoto de una corriente sonora en específico, al corte del metal extremo, lo cual no significa que haya que limitarse a seguir tan solo el acontecer del estilo del que se es amante. Prueba de ello la ofrecieron los miembros de Sepultura, que evidenciaron estar muy bien informados musicalmente. De tal suerte, Andreas Kisser se declara conocedor y admirador de la obra de nuestro Leo Brouwer o, por ejemplo, cuando en medio de la conferencia de prensa llevada a cabo por la agrupación visitante, se les informó que entre los artistas cubanos presentes se hallaba Yusa, de inmediato comentaron: «Ah, Yusa, la que tocó con Lenine en su DVD». Con sinceridad, pienso que nuestros metaleros deberían tomar nota de esto.
En el propio orden de nuestras carencias informativas, me llamó la atención que nadie entre nosotros pareció percatarse de que, como parte de la pequeña delegación brasileña llegada con Sepultura a Cuba, vino una de las figuras de las que hoy más se habla entre las nuevas cantantes del país carioca.
Marina de la Riva, nombre que para muchos aquí no les dijo nada y, por ende, la vieron como una chica acompañante de los músicos, es una vocalista que en el 2007 recibió en la categoría de Revelación Femenina en MPB (siglas del movimiento de Música Popular Brasileña), el importante Premio APCA, una de las máximas distinciones otorgadas por la crítica en el campo artístico en Brasil. En mi fonoteca personal tengo algunos temas grabados por Marina y les aseguro que sus interpretaciones de piezas como Sonho meu y Te amaré (canción esta de Silvio Rodríguez) son excelentes.
Y retornando a lo acaecido en el concierto, el mismo nos dejó como enseñanza que los músicos de metal también pueden ser notables instrumentistas. Una muestra de lo anterior la brindó Jean Dolabella, quien por su desempeño en el drum durante la función, no vacilo en catalogar como uno de los más impresionantes bateristas que ha pisado nuestros escenarios. Por último, las decenas de miles de personas reunidas a propósito de la presentación de Sepultura, volvieron a evidenciar que el día en que tengamos un mercado del disco en normal funcionamiento, este será harto atractivo para la música rock.