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Hace 80 años finalizó la Guerra

Hace 80 años finalizó la Segunda Guerra Mundial. La contribución cubana a esa contienda estuvo sobre todo en el mar, cuando unidades de superficie de la Marina de Guerra cubana y de la Aviación Naval prestaron servicio de escolta a buques mercantes e hicieron labores de rescate y patrullaje.

Un cazasubmarinos cubano hundió, en aguas del Canal Viejo de Bahamas, a corta distancia de la costa norte de Cuba, a un submarino alemán que, se sabría después, tenía en su haber el hundimiento de 11 buques, entre ellos el mercante cubano Mambí, hecho ocurrido tan solo dos días antes de que al submarino le llegara su turno. No fue el único desastre. Seis mercantes, incluido el Mambí, y un pesquero cubanos resultaron hundidos durante la contienda y en ellos perdieron la vida 79 marinos.

El contralmirante Samuel Morison, historiador de la Marina de Guerra norteamericana, expresó:

«Cuba fue, con excepción de Canadá, nuestro más útil aliado en Norteamérica; su flota de pequeños cañoneros tuvo a su cargo su tráfico costero y colaboró en la escolta de los ferries de la ruta Florida-La Habana».

Otro norteamericano, el senador Kenneth McKellar, dijo ante el Congreso de su país:

«Los marinos cubanos se han comportado como hombres de acero sobre barcos de madera».

Cuba entra en la guerra

Cuando la primera conflagración mundial, Cuba declaró la guerra a Alemania el 7 de abril de 1917. Aunque hubo cubanos que tuvieron una participación muy destacada en esa contienda, en el orden estrictamente militar la Primera Guerra Mundial solo alcanzó una repercusión interna digna de memoria: el establecimiento del Servicio Militar Obligatorio para los varones de entre 21 y 30 años de edad, medida que no tuvo otra consecuencia práctica que precipitar numerosos matrimonios.

Cuba entró en la Segunda Guerra Mundial el 9 de diciembre de 1941, cuando tras el bombardeo japonés a la base norteamericana de Pearl Harbor, ocurrido el día 7, declaró la guerra a Japón y dos días después a Alemania y a Italia.

Ya para esa fecha, la red de espionaje alemán se extendía por toda América, incluido Estados Unidos, y en La Habana, Heinz August Lunning, de 30 años de edad, bajo la fachada de un comerciante hondureño y un pasaporte que lo acreditaba como Enrique Augusto Lunin, era, al parecer, el jefe o, al menos, el centro de los espías nazis en la isla. Tenía la misión de informar desde aquí al alto mando berlinés de la entrada y salida de barcos mercantes y de guerra; reportaría asimismo sobre la economía y la situación política y social del país y comunicaría las direcciones particulares de las figuras principales del Gobierno. Detectado por la Policía cubana, fue fusilado en los fosos del Castillo del Príncipe el 10 de noviembre de 1942.

Declarada ya la guerra, el Acuerdo-Ley número 7 de 1942, la llamada Ley Orgánica de las Fuerzas Armadas, restableció el grado de General, dispuso la ampliación y reorganización de la Marina y el Ejército cubanos y volvió a establecer el Servicio Militar. Esta vez sí se tradujo en el llamado a filas de muchos de los conscriptos, aunque, al igual que el conflicto anterior, ningún cubano salió del país para pelear en suelo extraño, salvo como voluntario.

No existen datos precisos, pero se calcula que no menos de 3 000 compatriotas se sumaron a las fuerzas aliadas. De eso queda constancia en muchos relatos periodísticos y por lo menos en dos libros: Del Hudson al Elba, del voluntario holguinero Armando Díaz Fernández, y Memorias de un estudiante soldado, que valió a su autor, Roberto Ezquenazi, el Premio Nacional de Literatura en 1951. Hubo cubanos asimismo en el Ejército Rojo soviético.

Escolta, patrullaje y auxilio

Como se dijo antes, la contribución cubana a la Segunda Guerra Mundial estuvo, sobre todo, en el mar, aunque también nuestros aviadores patrullaron el Golfo de México en el triángulo comprendido entre Mérida, La Habana y Miami. Marinos y pilotos vigilaron las aguas del Caribe y del Golfo y custodiaron barcos que transportaban miles de toneladas de mercancías.

Precisa al respecto el Doctor en Ciencias Históricas Gustavo Placer Cervera:

«Durante toda la Guerra las unidades navales de superficie cubanas prestaron servicio de escolta a buques mercantes en las aguas adyacentes al archipiélago cubano y en las rutas entre La Habana y puertos de la Florida. El total de buques escoltados fue de 414, que sumaron 2 268 680 toneladas y las pérdidas fueron del 0,19 por ciento del tonelaje.

«Los buques de la Marina de Guerra cubana navegaron en diferentes servicios 399 755 millas, de las cuales 134 206 fueron cumpliendo misiones de escolta a convoyes, 66 778 en patrullas y 12 032 en misiones de auxilio. Rescataron 221 náufragos.

«El crucero Cuba, el mayor de los buques cubanos, navegó durante la guerra 27 974 millas y escoltó 89 mercantes aliados que desplazaban, en su conjunto, 712 000 toneladas. El buque-escuela Patria navegó 21 178 millas y escoltó 70 buques mercantes que desplazaban 450 000 toneladas».

Prosigue su recuento el académico Placer Cervera:

«Por su parte, la Aviación Naval cubana escoltó durante la Segunda Guerra Mundial a 114 buques, con un total de 500 000 toneladas, recorriendo 83 000 millas en servicios de convoy y patrulla sin que, por la acción del enemigo, se perdiera un solo buque de los escoltados.

«(…) Las condiciones favorables creadas por la acción de las fuerzas navales cubanas hizo posible que, solo en el año 1944, se registraran en 39 puertos cubanos 5 655 entradas de buques, de los cuales 2 670 eran buques cubanos y 5 602 salidas de buques de los cuales 2 117 fueron de buques cubanos».

Nuestra minúscula marina 

Cuba tenía en 1942 una Marina de Guerra de bolsillo. Contaba con unas pocas unidades de superficie, embarcaciones anticuadas y poco eficaces. Washington tenía sumo interés en que la Marina cubana estuviera en capacidad de participar en la batalla del Caribe. De ahí que el Gobierno norteamericano firmara con la isla (y otras naciones del continente) convenios para fortalecer su potencial bélico y ponerlas en mejores condiciones de custodiar los mercantes que llevaban a Estados Unidos azúcar y materias primas para su industria militar.

El crucero Cuba y el buque-escuela Patria fueron modernizados en astilleros de Texas, y cañoneros y buques auxiliares fueron también remodelados en astilleros cubanos y norteamericanos. Cuba, por otra parte, recibió en calidad de arriendo, 12 cazasubmarinos. Estados Unidos estableció una base aérea en San Antonio de los Baños, y, en el extremo occidental de la Isla, otra en San Julián; construyó un campo de aterrizaje en Camagüey y apostaderos para dirigibles en Caibarién e Isla de Pinos. Se decidió artillar los mercantes. En muchos casos fueron norteamericanos los que operaron esas piezas de artillería.

A su memoria

La guerra en el Caribe comenzó el 16 de febrero de 1942 cuando varios submarinos alemanes aparecieron frente a las costas de Curazao y Aruba y a la entrada del lago Maracaibo. El 12 de agosto siguiente fueron hundidos los mercantes cubanos Manzanillo y Santiago de Cuba, y ya para entonces el pesquero cubano Lalita había sufrido el ataque alemán. El hundimiento de los mercantes dejó el saldo de 31 marinos cubanos muertos, de ellos solo ocho cadáveres pudieron ser rescatados. El 4 de octubre del 43 tocaba el turno al mercante Libertad, con 25 víctimas fatales. El 24 de febrero del año siguiente eran hundidos los mercantes 24 de Febrero y Mínimo, con un marinero muerto en cada ataque. Antes, el 13 de mayo del 43, submarinos alemanes hundían el mercante Mambí, con 19 víctimas.

En la Avenida del Puerto, a un costado del Castillo de la Real Fuerza, un sencillo monumento se erige en memoria de los marinos cubanos muertos durante la Segunda Guerra Mundial.

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