Las tres del domingo
Un oso visitó el Nestle Toll House Café en Heavenly Village, California, y tuvo la mala suerte de ser captado por la cámara de vigilancia cuando se subió al mostrador y se dedicó a comer galletas. Los empleados ni intentaron cobrarle, se mantuvieron a buena distancia, mientras esperaban que llegara la policía, que logró expulsarlo sin que el «ladrón» se resistiera. Tampoco habrá cargos…
La tentación de los récord Guinness atrapó a 178 Hirokazu Tanaka, quienes desde 1994 tienen una asociación y lograron reunirse en Japón, por supuesto, destronando a las 164 llamadas Martha Steward de 2005. Prácticos los nipones, para distinguirse uno de otro en su cónclave, cada Tanaka tomó un alias basado en su comida o pasatiempo favorito, por ejemplo, Chewing Gum, Hot Pot y Triathlon.
Una mujer japonesa, de 65 años y de cuyo nombre es mejor no acordarse para evitarle las burlas, pagó 4,4 millones de yenes (30 000 dólares) para ayudar a un «astronauta ruso» que había conocido en internet a regresar a la Tierra desde la Estación Espacial Internacional. Usted lo sabe, el amor es ciego y también tonto, o tonta. Lo «conoció» por internet y le envió el dinero para el pasaje en un «cohete» y los gastos del «aterrizaje». La estafa funcionó. Por supuesto, ni cosmonauta ni nave espacial, pero de que el dinero voló, voló.