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«Fatalmente, nosotros subestimamos cuán profundamente está infiltrado el crimen organizado en nuestras instituciones». La afirmación es del presidente de Guatemala, Álvaro Colom, y hay que subrayar que el ex presidente Alfonso Portillo está en prisión bajo los cargos de corrupción masiva, mientras es bien sabido que jefes policiacos, comandantes militares y ex ministros de Defensa han estado vinculados al narcotráfico, con beneficios monetarios dobles, porque también Guatemala ha estado recibiendo anualmente de Estados Unidos unos cien millones de dólares para la lucha contra las bandas de las drogas…
Ahora salen a la luz otros hechos de la presencia de esa corrupción guatemalteca y el papel estadounidense, y permiten asegurar que Washington, por carácter transitivo, entrena a los sicarios y a otros integrantes de los más bestiales carteles criminales de México. Veamos algo de este entramado.
Los kaibiles, la infame y siniestra fuerza militar que entrenó Estados Unidos para asesinar civiles durante las dictaduras guatemaltecas que persiguieron la lucha popular y las guerrillas, «están siendo reclutados en gran número por las violentas bandas mexicanas de la droga. El cartel de la droga, los Zetas, está pagando grandes sumas a multitud de fuerzas kaibiles para que les traspasen el entrenamiento que recibieron de los militares de Estados Unidos», así de sencillo lo dice el sitio web Antiwar.com, que cita reportajes en el terreno de la cadena televisiva Al Jazeera.
Agrega que recientemente las autoridades mexicanas capturaron a uno de los más brutales señores de la droga, Osvaldo García Montoya, quien ha confesado la muerte de más de 600 personas. El Compayito, ese es su alias, fue entrenado cuando era militar en México por oficiales de EE.UU. en la Academia Kaibil de Guatemala, donde un letrero a su entrada reza: «Bienvenido al Infierno…», y es allí donde se preparaba ese Grupo de Operaciones Especiales guatemalteco, considerado una de las fuerzas de comandos más duras, mejor entrenadas y más despiadadas del mundo, y que no fue desmantelada, sino llevada a protagonizar… la lucha «contra» los carteles de la droga.
Pero ahí está la otra cara: Al Jazeera afirma que el reclutamiento de kaibiles, «renegados o retirados», se realiza especialmente en las regiones selváticas de Petén y Alto Verapaz, en la frontera con México, para que los Zetas sean entrenados en guerra militar y el uso de explosivos; y no se limita a ese aspecto la sórdida historia, a veces a los narcotraficantes se les han ocupado equipos como el helicóptero militar Bell UH1H, de los que utilizó Estados Unidos en su guerra contra Vietnam, así que son también preparación y armas, las que les llegan desde Estados Unidos.
Precisamente el presidente Álvaro Colom le declaraba a la televisora que «los traficantes de drogas están mucho mejor armados y financiados que nuestros militares y nuestro Gobierno» y ponía las cifras sobre el tapete: «Hemos confiscado 11 500 millones de dólares de los traficantes. Imagínese cuánto dinero más a su disposición. Eso es vez y media nuestro presupuesto nacional».
Como siempre, en esta historia Estados Unidos es el monstruo de muchos tentáculos, la cabeza de serpientes de Medusa sembrando males ponzoñosos y creando a diestra y siniestra un monstruo tras otro, traducidos en militares y policías corruptos, kaibiles asesinos, sicarios de los carteles o narcotraficantes tan poderosos e insaciables como los de Wall Street… su imagen y semejanza.