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Caras largas en la Bolsa de New York. Foto: AP Los dos candidatos presidenciales intercambian acusaciones sobre un mismo tema: la economía. John McCain solicitó que fuera creada una comisión para estudiar la actual crisis y consideró que esta tenía su origen en la corrupción y la especulación en Wall Street. Así se retractaba de cuanto había dicho la víspera: «los fundamentos de nuestra economía son fuertes», y justo se vino abajo otro gigante financiero.
Barack Obama agarró de inmediato la pifia y en un anuncio de campaña que apareció este martes en las pantallas de los televisores estadounidenses la pregunta de los demócratas era: «¿Cómo va John McCain a enderezar la economía si aún no entiende que está estropeada?».
Desde hace unas horas, uno de los gigantes del mundo financiero, la aseguradora AIG-American Internacional Group (74 millones de clientes en 130 países, aunque la mayoría estadounidense y con una deuda de 40 000 millones de dólares que debe liquidar antes de fin de mes), corre desesperadamente tras 75 000 millones de dólares que necesita de inmediato para no caer en quiebra. El lunes ese ya fue el destino de Lehman Brothers, tras la debacle de los valores con garantía hipotecaria y otras inversiones enigmáticas, y le antecedieron las hipotecarias Freddie Mac y Fannie Mae, prácticamente ¡¡¡nacionalizadas!!! por la mismísima administración de George W. Bush para tratar de salvarles el pellejo. Incluso el toro de Merrill Lynch parece haberse convertido en un becerrito puesto en venta-ganga y comprado por Bank of America.
Por eso Nueva York tiembla, y no precisamente por un evento de la airada naturaleza, sino por las burbujas que explotan una tras la otra.
Siempre se decía que cuando Estados Unidos estornudaba ya el mundo tenía neumonía, pero oír los comentarios que provienen de algunos de los países latinoamericanos, todo parece indicar que se ha virado la tortilla gracias a políticas integracionistas de otro tipo y miradas hacia otro punto cardinal y no precisamente el marcado siempre por el Fondo Monetario Internacional, o acaso porque se quieren minimizar las angustias propias.
Brasil está «tranquilo pero atento», porque el impacto será «casi imperceptible», dijo Lula. Aún cuando los une el cordón umbilical del tratado de libre comercio, el secretario de Hacienda de México, Agustín Carsten, le dijo a la prensa: «no hay preocupación, estamos bien»... «México tiene una economía fuerte». El país «está muy bien preparado», afirmó en Uruguay Tabaré Vázquez, aunque matizó que la crisis internacional «de alguna forma, en algún momento, va a repercutir en la región y en nuestro país». La bolsa peruana cerró con fuerte caída, en su nivel más bajo desde diciembre de 2006, dijeron operadores de ese sector.
Los «enganchados» de esta región y de otras sufren. Los mercados mundiales se estremecen tanto como Wall Street, en especial los europeos, aun cuando sus grandes bancos centrales ya inyectaron decenas de miles de millones de dólares en la banca privada. Las consecuencias de la quiebra del banco estadounidense Lehman Brothers golpearían a la economía de Europa, elevando los costos del crédito y recortando empleos, señalaron los ministros de Finanzas de Alemania y Francia. La aseguradora alemana Allianz tiene 400 millones de euros en Lehman Brothers, todo un presagio de tsunami. La peor caída de bolsa se registró en Londres... Y mucho más allá, todavía le fue peor a la de Tokio.
Muy a su pesar, la Reserva Federal de Estados Unidos reconoció este martes que las condiciones económicas van de mal en peor, el desempleo aumenta, el consumo se debilita, la crisis inmobiliaria se mantiene, la inflación aumenta y las exportaciones tienen la flecha marcadora en baja.
¿Estarán los mercados bursátiles a las puertas de una reedición —corregida y aumentada— del aciago 1929?
Como epitafio anecdótico de estos golpes, ocurre lo que parecería imposible, en eBay se subastan los recuerdos del Lehman Brothers Holdings Inc.: bolígrafos, tazas, pulóveres, bolsas, alfombrillas para el mouse de la computadora y muchas otras minucias. Y paradojas de este mundo, a un precio de salida varias veces mayor al valor que hoy tienen las acciones del otrora poderoso banco (22 centavos de dólar).