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John McCain —o McSame, más de lo mismo—, quería evitar las festividades en su Convención nominadora, ansioso de desmarcarse de la administración que propició la dolorosa debacle del Katrina, porque llegaba el huracán Gustav a las puertas de Nueva Orleáns; por eso las presentaciones en el podio de St. Paul no pudieron ser más aburridas y opacas.
Más de 300 personas arrestadas por los «robocops». Foto: Reuters Sin embargo, otro ciclón tomaba las calles de esa ciudad del estado de Minnesota, aunque la mayor parte de la gran prensa hiciera caso omiso de ese acontecer: las manifestaciones contra la guerra que fueron reprimidas por la policía.
Incluso desde días antes de comenzar el evento partidista republicano ya los gendarmes de la ciudad y el FBI habían practicado no pocas detenciones preventivas en un intento de desmovilizar a una ciudadanía nada conforme con lo que ha sucedido en los ocho años de George W. Bush y lo que pueda ocurrir si se produce el seguimiento.
Según denunciaba la periodista Marjorie Cohn, en un artículo para CommonDreams, desde hace meses el Buró Federal de Investigaciones lideraba la Fuerza de Tarea Conjunta Terrorista de Minneapolis y reclutaba activamente a gente que infiltrara desde grupos vegetarianos hasta organizaciones de la izquierda y reportara las actividades de estos. En mayo, el Minneapolis City Pages publicaba un trabajo sobre ello llamado «Se solicitan topos».
Las acciones contra la guerra en Iraq y otras debacles belicistas de Washington fueron el tema fundamental. Un orador tras otro en los mítines llamaba a terminar la guerra y gastar el presupuesto en las necesidades domésticas de los estadounidenses.
La policía, armada con bastones, rifles y pistolas, cargó con gases pimienta de tal manera que un comentario en un sitio alternativo decía que los gendarmes estaban «fuera de control». Por añadidura, en las redadas preventivas iniciadas desde el fin de semana, participó también el FBI. Son más de 300 los detenidos hasta este martes, entre ellos la abogada del National Lawyer Guild, Sara Coffey, cuando acudía a dar asesoramiento legal a los miembros de I.Witness Video que estaban en una vivienda rodeados por la policía. El grupo con base en Nueva York monitoreaba la conducta de la policía durante las protestas, y todos fueron detenidos, esposados y luego eventualmente liberados.
También la conocida periodista y directora de Democracy Now, Amy Goodman, fue ilegalmente arrestada cuando cumplía sus labores informativas, junto con los productores Sharif Abdel Kouddous y Nicole Salazar, a quienes se acusó de traspasar los límites determinados por la policía para «proteger» la Convención. Los tres fueron violentamente sacados del lugar; a Kouddous lo tiraron contra una pared y luego contra el suelo, lo arañaron, y a Nicole la golpearon en el pecho y la espalda a pesar de que les gritaba «¡Soy de la prensa, de la prensa!», mientras sangraba por la nariz.
La agencia AP cronicaba que el hispano Carlos Arredondo marchó el lunes por St. Paul arrastrando un ataúd cubierto con la bandera de Estados Unidos y el uniforme de su hijo Alexander, soldado de infantería muerto en Iraq. Así acompañó a los veteranos de guerra que fueron hacia el Xcel Energy Center, la sede de la convención.
Miles en las calles de St. Paul. Foto: Reuters Para ellos, y los miles que han estado protestando en esta ciudad, queda claro que McCain es continuidad de las dos figuras principales del belicismo de su país, George W. Bush y el vice Dick Cheney, a pesar de que ninguno de este dúo de la muerte estará presente en el Xcel Enero Center de St. Paul. El primero, oportunamente escabullido con el argumento de que debe atender la situación del paso del huracán Gustav —aunque este martes enviaba un mensaje por transmisión satelital a los participantes del cónclave para darle apoyo al binomio John McCain-Sarah Palin—, y el segundo porque parte a menesteres en el exterior: su visita a la República de Georgia...
Ni a ellos, ni a los candidatos republicanos a las elecciones de noviembre, ni a los delegados a la Convención les importa en lo más mínimo lo que tienen que decirles miles de estadounidenses o de emigrantes que llegaron a St. Paul, convocados por más de 150 organizaciones para participar en las protestas.
Bush dirá que McCain está listo para dirigir el país. La muestra dice mucho.