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Engañados y olvidados reiteradamente

Charles Brown Batista denuncia las vicisitudes que están sufriendo, en nombre de las 16 familias a las cuales se les entregó un local en febrero de 2006 para convertirlo en viviendas, sito en calle 8va, No. 267, entre Tejar y Pocito, en el consejo popular Lawton del municipio capitalino de Diez de Octubre.

Señala que ese local les fue asignado con todos los documentos legales requeridos y con la encomienda a la Empresa de Servicios del Poder Popular del municipio como fuerza constructora. Pero todo ha sido un laberinto interminable.

Debido a tantas quejas, señala, en septiembre de 2018 apareció una brigada de la Empresa Constructora de la Administración Local (ECAL 2), sita en Ocuje y Santa Catalina, para construir las viviendas. Trabajaron solo cuatro meses en los dos primeros apartamentos de los 16 por ejecutar, sin concluir ninguno.

Lo cierto es que fueron trasladados para enfrentar las obras después del tornado que azotó La Habana, cuestión que los vecinos comprendieron. Pero pasó el tiempo y no se reincorporaron.

Acudieron los vecinos a la ECAL 2 en busca de respuestas. Y les dijeron que cuando la brigada terminara de reparar el Coppelia, volvería a la obra.

Transcurrido un tiempo prudencial volvieron por respuestas, y les informó el compañero Vladimir Blanco Peñate que carecían de personal.  Los vecinos propusieron que entregaran los materiales, que estaban dispuestos a asumir la construcción del local, a lo que aquel expresó que era una buena idea, que le dieran tiempo para analizar la propuesta. Y no hubo respuesta.

Acudieron entonces a la Dirección Municipal de la Vivienda, y allí les atendió Vidal Cueto, inversionista y jefe de Obras Nuevas. Le plantearon la situación y estuvo de acuerdo en ayudarles, prometió que se reuniría con el director de la ECAL 2 y la técnica de la brigada para ultimar detalles. Que le dieran una semana.

Concluida la semana, fueron a por la tan ansiada respuesta. Y al llegar allí se enteraron de que a Vidal Cueto lo habían sustituido en su cargo. Entonces acudieron a Andrea, quien ocupaba en ese momento el cargo de Vidal. Le hicieron el relato de todo lo ocurrido, y ella les pidió un voto de confianza.   Pasaron los días y, sin respuesta, fueron a ver a Adrián, el subdirector, quien envió al técnico Jiménez para realizar un levantamiento, y que este le entregara un informe. Todavía están esperando respuestas.

Han acudido al Partido Municipal, se publicó en esta columna la primera queja de Charles Brown Batista el 5 de marzo de 2020. Y fue cuando aparecieron los compañeros de la Vivienda y ECAL 2, y enviaron una brigada que estuvo laborando por un tiempo y luego desapareció junto con los materiales.

«¿Cómo es posible, pregunta Charles Brown Batista, que sigan ocurriendo hechos como estos en nuestro país: un local entregado por la Revolución para resolver la crítica situación de la vivienda y que un “tornado” de falsas promesas, mentiras y falta de control nos mantenga viviendo en condiciones deplorables?.

«Pedimos encarecidamente que sea atendida nuestra preocupación, y más que eso, que se resuelva nuestro problema, que son prácticamente 16 años que nos tienen tirados en ese local y sin señal de una solución positiva y definitiva correcta», concluye Brown.

Un río de aguas turbulentas

Hilda Trujillo Baltar (Marqués González, No. 108, altos, entre Concordia y Virtudes, Centro Habana, La Habana) denuncia que un vertimiento de aguas albañales corre como un río intempestivo por la acera de su cuadra.

«Ya esto es insoportable, afirma, unido a los vertimientos de basura y ahora estas aguas negras. No sé adónde vamos a parar, sin contar que estamos a media cuadra del Hospital Hermanos Ameijeiras, y es aquí donde paran las guaguas para dejar a los pacientes que vienen de distintos municipios cercanos a La Habana. Se han hecho quejas a Aguas de La Habana, y nada», concluye.

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