Acuse de recibo
Da qué pensar la atención de muchas instituciones y entidades estatales a las quejas ciudadanas publicadas en esta columna, cuando más se necesita; en medio de tantas carencias y complejidades que vive la sociedad cubana, y de estados de opinión que se entrecruzan.
Es elocuente el análisis hecho por la especialista Gretty Rivera, del Equipo de Investigación de Juventud Rebelde, del balance de respuestas a lo publicado en esta columna durante el segundo semestre de 2023. Demoró pero valió la pena, para develar las principales tendencias con el basamento de las tercas cifras, que hablan por sí mismas. Y de las tablas, que dicen mucho de los principales incumplidores.
En ese período, se respondió el 64 por ciento de las quejas publicadas por los aludidos correspondientes. ¿No será mejor destacar el envés, que el 36 por ciento de estas se extraviaron en la indolencia y el desentendimiento de quienes debían dignarse en rendir cuentas, y no abroquelarse en el nefasto silencio para estos tiempos? ¿Hasta cuándo vamos a seguir alertando?
Otro dato elocuente es que el 48 por ciento de los problemas planteados se solucionaron tras publicarse en esta sección. ¿Por qué no se pudieron resolver antes, y tuvieron que revelarse aquí para propiciar la solución?
El asunto no es solo responder, si no también hacerlo con la transparencia y la profundidad necesarias. Resulta que el 49,32 ciento de quienes respondieron, no aludieron a las razones por las cuales la queja no había sido atendida antes, algo que siempre demandamos en estos balances o cortes.
Y el 50,68 por ciento que sí lo hizo, aludió a carencias materiales y objetivas, pero también a déficit de personal, negligencia en los procedimientos para solucionar el problema, falta de orientación oportuna y deficiencias en la comunicación interna de las entidades y con la población.
«Ello indica, reflexiona Gretty, que a pesar de que los problemas objetivos y materiales son innegables, el factor humano sigue siendo un lastre que muchas veces origina o agudiza los asuntos que son motivo de queja en la columna».
Muy preocupante es que apenas el 2,74 por ciento de quienes respondieron revelara algo elemental en la rendición de cuentas de un servidor público: las medidas adoptadas con el proceder negligente de los responsables del problema, ya directivos o trabajadores. Tal elusión deja en entredicho un supuesto nivel de impunidad.
Las conclusiones del Equipo de Investigación de JR señalan que respuestas recibidas en muchos casos reflejan lagunas en las explicaciones ofrecidas, cierta tendencia a la evasión de responsabilidades y la falta de crítica y autocríticas profundas, lo que entorpece la prevención de futuras dificultades.
También se deduce en no pocos casos una impresión de escaso control de los directivos sobre las funciones de sus subordinados, y de pobre compromiso con la población, a la que deben sus servicios.
En pos de explicar las razones materiales de los problemas, señala Gretty, se subestima que la comunicación clara con las personas afectadas también es fuente de satisfacción, más allá de los tropiezos económicos que todos conocemos. Un ciudadano bien informado se siente protegido y atendido a pesar de las carencias que puedan existir. Y las barreras subjetivas siguen entre las principales responsables o agravantes de las insatisfacciones publicadas aquí.
Lo más preocupante, mirando al futuro, es que no se perfilan en muchas respuestas estrategias que permitan resolver de manera ágil las dificultades eventuales que puedan existir. La proactividad y la búsqueda de alternativas sigue siendo una asignatura pendiente en muchos casos. Y de seguir desaprobando esa asignatura, crecerán las insatisfacciones a vuelta de correo en el currículo de esta columna justiciera.