Acuse de recibo
Este 4 de enero, desde el apartamento 10 del edificio H-10, en la zona 12 de Alamar, municipio capitalino de Habana del Este, Víctor Fernández reveló aquí que allí hace tres meses hay problemas con el agua, por decisiones personales de alguien, no por carencias en esos servicios.
Desde octubre pasado, decía, hay un déficit extremo de entrada de agua a la cisterna. Van inspectores, y los vecinos reciben justificaciones: desde fuerza de agua, hasta tupiciones. «Lo llamativo, afirmaba, es que luego de venir el inspector, a la siguiente entrada de agua no hay problemas. Se resuelve la fuerza y la tupición. Este edificio está rodeado por otros, a los que llega el agua. Y solo nosotros la estamos cargando».
En la segunda quincena de diciembre, añadía, en casi 12 días no entró agua con fuerza a la cisterna. El martes 26, que debía entrar, fue un inspector y muchas personas del edificio le explicaron una vez más el problema. El jueves 28 el agua entró «con fuerza y sin tupición». La alegría duró ese día. Ya el sábado 30 volvieron a las mismas y nadie sabía cuándo sería la próxima entrada.
Vecinos, constructores y fundadores del edificio, acotaba, les han explicado y demostrado a los de Aguas de La Habana que el problema está en que no se abre lo suficiente la llave de paso. Y hay quienes comentan que todo se debe a que el encargado de esa manipulación la dirige hacia lugares con negocios de distintos tipos, señalaba.
«Hemos hablado en el Partido y el Gobierno del municipio, añade, pero nadie convence al manipulador de la llave de paso», concluía.
Y el propio 4 de enero, ya recibí la respuesta preliminar de Ana Gloria Gutiérrez Romero, Jefa del Departamento de Comunicación Institucional de Aguas de La Habana, quien informa que el edificio H-10 de la zona 12 de Alamar es un caso identificado por las autoridades del territorio.
Precisa que «si bien es real que existe un déficit en la entrada del abasto por la red, debe desestimarse por completo la teoría de la “mala manipulación de las llaves”, pues en puntos más altos que ese edificio el servicio por red llega sin ninguna dificultad».
Y manifiesta que a partir de la recuperación que va teniendo la zona de Alamar, después de la reparación de la avería de la conductora en Berroa, el departamento de Pitometría con sus especialistas se trasladará al lugar para realizar las mediciones pertinentes y detectar dónde es la obstrucción que impide el servicio en esa edificación. Y así solucionar de una vez y por todas la inestabilidad del servicio al edificio H-10.
Agrega además que a ese edificio se le ha servido agua a través de carros cisternas los días 30 de diciembre y 2 de enero respectivamente: Y cada uno de esos días fueron tres viajes con una cantidad de diez metros cúbicos.
Aclara Aguas de La Habana que esta es una «respuesta inicial». Por ello, y por lo que anuncian que harán, es que deducimos que llegará una respuesta conclusiva. Y, de antemano, agradezco la reacción tan rápida de esa entidad. Ojalá ese sea su nuevo estilo en 2024.
Desde calle A, No. 6, entre 2da. y Alfredo López, en el reparto Capri del municipio habanero de Arroyo Naranjo, Otto Torres Gati cuenta que su hija dejó olvidada en un auto de alquiler su cartera, con todos los documentos, dinero y un celular.
Pero el chofer del carro, nombrado Luis Pupo, rescató la cartera de una pasajera que pretendió apropiársela, y se la devolvió a su dueña con todo lo que llevaba dentro, y no aceptó. Como si fuera poco, los llevó hasta la casa y no quiso cobrarles, pues ya había concluido su jornada.
«Mire cómo aún quedan personas con valores que nos parecen perdidos, y nos estimulan con su conducta», dice.
Y al propio tiempo, cuenta que después de dos meses sin llegar, al fin apareció el Enalapril en la farmacia del reparto Capri el fin de año. Otto fue el 31 de diciembre y no lo pudo adquirir porque se acabó en el mostrador, y la jefa de almacén no se encontraba para sacarlo.
Le dijeron que volviera al día siguiente sobre las nueve de la mañana. Fue el 1ro. de enero y esperó hasta las 11 de la mañana, pues no llegaba la jefa de almacén. El 2 de enero lo pudo adquirir, luego de tres días y no por falta del medicamento, expresa, sino por mala gestión administrativa. «Y eso que la dependiente del día 1ro. habló temprano con la administradora y yo se lo había planteado al delegado».