Acuse de recibo
El pasado 28 de agosto, y desde Víbora Park, en el municipio capitalino de Arroyo Naranjo, Rolando J. Rizo Oliva contaba que el día anterior, a las tres de la tarde, la doctora que le atendió en el policlínico Grimau, se disculpó por no poder prescribirle el medicamento, pues allí hacía cinco días que no tenían modelos de recetas médicas.
Y Rolando preguntaba: «¿Quién es el responsable de que esto haya ocurrido?».
Responde el doctor Emilio Delgado Iznaga, director general de Salud en La Habana, que una comisión, presidida por la doctora Amor de los Ángeles Vega Castaño, subdirectora provincial de Asistencia Médica, investigó el suceso, y se entrevistó con el paciente, así como con los subdirectores de Asistencia Médica y Administrativo del policlínico y la doctora de marras. También hicieron una revisión documental que acredita la entrega de las recetas médicas a los profesionales del policlínico.
Y se concluyó que no fue adecuada la respuesta brindada por la doctora al paciente, pues el policlínico contaba con disponibilidad de recetas. Se corroboró que la doctora había recogido las recetas que le correspondían en la distribución asignada, se le habían agotado, no previó que por el nivel de actividad necesitara más y no lo solicitó oportunamente.
Explica que las recetas médicas son propias de una atención médica integral cuando lo necesite el paciente. Y la entrega de estas debe realizarse por niveles de actividad de las consultas médicas de cada especialista en el mes anterior, cifra que aporta el Departamento de Estadísticas de cada unidad.
Indica que la queja se calificó Con Razón, toda vez que no fue adecuada la respuesta al paciente de la profesional, quien no tomó medidas organizativas para una atención de calidad. Y añade que se realizaron los análisis correspondientes, de lo que se derivó una amonestación pública a la doctora ante el colectivo de trabajadores.
Y se le ofreció respuesta a Rolando, quien mostró conformidad y agradecimiento por la atención.
Ricardo Lacaba Abalo (calle C, No. 407, apto. 10, entre 19 y 21, Vedado, La Habana) escribe para «felicitar la encomiable labor de los trabajadores de la Fábrica de Gases Medicinales de Guanabacoa, y en especial la del chofer distribuidor Yankiel y la de sus dos compañeros encargados de trasladar el vital soplo de vida contenido en los balones de oxígeno medicinal, para nosotros los pacientes del municipio de Plaza de la Revolución».
Señala la compleja situación de combustibles y piezas de repuestos para los viejos y sobrexplotados camiones portabotellones, y la baja disponibilidad técnica de estos equipos para servir a todos los municipios de la capital. Por ello, en ocasiones, al fallar el transporte para Plaza de la Revolución, los necesitados del recambio del botellón se quedan sin recibirlo hasta el alta del camión.
«Y se manifiesta el respeto por su trabajo, sensibilidad ante las necesidades de los pacientes que requieren y esperan ansiosos el alivio del imprescindible gas, y alto sentido de pertenencia de Yankiel y sus acompañantes», resalta.
«Ellos esperan todo el día en la planta la llegada de un camión que termine su diaria entrega por otras rutas y, ya cumplido el tiempo de su jornada laboral, a veces avanzada la noche y, como el pasado lunes 30 de octubre, pasada la media noche, entregan los botellones a los pacientes que ese día les corresponde».
«Creo igualmente, acota, que el resto de los encargados de la distribución de los balones en todas las rutas tienen las mismas actitudes y dedicación que los mencionados, pues en más de una década recibiendo este servicio, muchos han sido los compañeros encargados de mi ruta: Félix, Danilo Ariel y otros, estén o no en la empresa ahora, pero tuvieron igual actitud y desempeño.
«No escapan a esta meritoria felicitación los que, en mantenimiento automotor, el área de carga y descarga, la planta de llenado, tráfico y la planta en general, hacen posible que no nos falte este insustituible e imprescindible medicamento», concluye.