Acuse de recibo
La historia del centro recreativo capitalino Hola Ola es muy controversial y movediza, desde que el 12 de octubre de 2022, Pedro Pablo Rodríguez (Calle 25, No. 12, entre Hospital y Marina, Centro Habana) denunció aquí las molestias sonoras que causa ese centro recreativo, con la música elevada en decibeles en las actividades nocturnas.
«En los edificios que rodean al Hola Ola, decía, residimos cientos de familias que hemos perdido nuestro derecho y nuestra necesidad de descansar mediante el sueño hasta altas horas. ¿Hasta cuándo hay que soportar esta violación, por una entidad estatal, de las disposiciones establecidas respecto al ruido, asunto que, tristemente, viene ocurriendo con plena impunidad desde hace mucho tiempo en varios lugares del país a pesar de las denuncias de la prensa?».
Nunca hubo respuesta a este reclamo. Y el 11 de febrero último otras dos vecinas del Hola Ola denunciaron aquí el desafuero musical del centro a altas horas de la madrugada, con reguetón grosero y vulgar: Laura Mildred Correa Amaro y Marisela Castillo.
Fue el pasado 29 de marzo que entonces respondieron de una vez a las tres denuncias Teresa Mora Marichal, jefa de la Secretaría del Grupo Empresarial del Comercio Interior de La Habana; y Maricel Rojas Pino, técnica de Protección al Consumidor de esa entidad.
Dicen que se visitó el barrio, y ese día solo se pudo contactar con Laura Mildred, quien reafirmó que se mantiene la música muy alta. Y supieron por el nuevo Director del Hola Ola, quien lleva dos meses en el cargo, que el área del anfiteatro que está al aire libre solo se utiliza para actividades infantiles en las tardes los fines de semana. Y las dirigidas a los universitarios los viernes hasta las 12 de la noche, se movieron hacia zonas al aire libre más alejadas de los edificios contiguos. Los sábados se realizan de 6:00 p.m. hasta 2:00 a.m.; y el domingo, matiné de 6:00 p.m. a 10:00 p.m.
Señalan que allí «se han enfocado en el rescate de la idiosincrasia del lugar», sobre todo en la venta de comestibles y elaboraciones, utilizando las compras a través de la Resolución Ministerial 99, de lo cual han obtenido ventas en febrero de más de 338 000 pesos
y en marzo, de 350 000 pesos hasta el día 22, «lo que demuestra niveles adecuados de satisfacción en la prestación de servicios».
El Director, agregan, explicó que hizo solicitud al Citma de un estudio de decibeles. Y además posee tres diligencias de inspección sanitaria en diferentes fechas, que autorizan solo actividades musicales nocturnas con presentación de pequeño formato, y con visitas de control.
La delegada de la circunscripción, añaden, ensalza esta nueva etapa del centro tras años de inactividad, por las ofertas gastronómicas, precios módicos y actividades que la comunidad agradece. Y Yosvany Lora Reyes, de la Comisión de Órganos Locales de la Asamblea Municipal del Poder Popular, indicó que hay cambios favorables, de buen ambiente.
Pero, según señalan, se contactó con 23 vecinos, y de ellos solo cinco manifestaron que no les molesta la música a altos volúmenes, y 19 comparten criterios negativos, como que es muy estridente y retumba, que el animador grita demasiado, aparte de que sugieren la medición de los decibeles. No fue posible
encuestar a más vecinos, pues unos no abrieron sus puertas y otros se negaron a opinar.
Teniendo en cuenta los criterios de los factores de la comunidad y de los vecinos que son contrapuestos en alguna medida, expresan, se considera la
queja con razón en parte. Y en tal sentido, recomiendan evaluar con el Citma la medición de decibeles permisibles, cumplir con los elementos dispuestos en la diligencia de inspección sanitaria y buscar posiciones a los equipos de audio para que no esparzan la onda sonora, entre otras sugerencias.
No puedo agradecer una respuesta a Pedro Pablo Rodríguez que no fueron capaces de enviar en prácticamente cuatro meses, y sí llegó el 27 de marzo pasado, compulsada después de que esta columna insistiera con similares denuncias de Laura Mildred y Marisela el 11 de febrero.
El hecho de que haya nuevas iniciativas y ofertas que ofrecer, nada tiene que ver con la raíz de las quejas por la música alta de esos reclamantes, que aunque fueran solo tres, merecen respeto y paz, no hiperdecibelia autoritaria.