Acuse de recibo
Desde la avenida 23, No. 2611-A, entre 26 y 28, en Jaruco, provincia de Mayabeque, me escribe el doctor Rubén Pedro Feliú García, para alertar de una situación extraordinaria en esa provincia que está afectando a todos sus municipios en el tema de salud.
Explica que habitualmente en cada municipio mayabequense se prestaba de lunes a viernes un servicio de ómnibus ambulancia para pacientes con turnos en hospitales de La Habana, desde servicios de laboratorio clínico, consulta externa de seguimiento y patologías diversas, incluyendo la administración de citostáticos en el hospital oncológico.
En el caso de Jaruco, precisa, salía el transporte a las seis de la mañana y retornaba cuando terminara el último paciente. Así funcionaba con ciertas limitaciones, pero entendibles, por quienes necesitaban esos servicios.
Ahora, añade, de manera unilateral se han hecho cambios que están afectando a los pacientes. Se combinan dos municipios en el mismo ómnibus, como es el caso de Jaruco y San José de las Lajas. Una semana sale a las siete de la mañana de San José y la otra a la misma hora de Jaruco.
Consecuencias: disminución en más de un 50 por ciento de las posibilidades de transportarse los pacientes y sus acompañantes. Y llegada tarde a los hospitales, donde los necesitados, que requieren antes de los servicios del laboratorio clínico, pierden su turno y tienen que volver a sacarlo, trayendo como consecuencia que se desfase el turno de la consulta con el especialista de las patologías por los cuales son atendidos.
La medida, dice, está limitando el acceso a sus turnos de pacientes, que de tomar un auto de alquiler hasta La Habana, deberían pagar en el horario de la mañana 5 000 pesos; y extendiéndose hasta la tarde se multiplica ostensiblemente.
«¿Qué enfermo puede costearse la transportación en autos de alquiler para su tratamiento, porque a alguien se le ocurrió unificar las rutas de esos ómnibus?», pregunta. Y opina que tal medida impuesta sin contar con los pacientes, debe ser puesta a disposición de las autoridades competentes.
Las tecnologías de la información deben servir para comodidad, no para sumar más colas, piensa Alfonso Fernández Otero, vecino de Calzada de Buenos Aires, No. 56, edificio 2, entre Consejero Arango y Leonor, Cerro, La Habana.
Lo afirma, porque recientemente en el espacio televisivo Mesa Redonda una representante del Ministerio del Interior informó que en las oficinas del carné de identidad se estaba implantando un sistema que, con escanear el carné le daban al solicitante un turno para hacer su trámite. De esta forma se evitarían las largas colas diarias para obtener ese servicio.
«Me puse muy feliz entonces, refiere. Llamé a la correspondiente oficina del Cerro, y me informaron que allí se había comenzado a utilizar ese sistema.
«¡Qué sorpresa me llevé al concurrir a dicha oficina y preguntar al que ejercía de portero dónde podía obtener mi turno, y este me informa que volviera el 13 de febrero, que ese día se escanean los turnos para el mes de marzo. No hay que ser inteligente para saber que pasará ese día.
«Ese sistema se diseñó para evitar los fenómenos de espera (colas) por los técnicos en informática. Entonces, alguien, a quien todavía le corre por las venas “sangre de colero”, decidió que en un solo día y para todo un mes, se realice el escaneo; en vez de abrir el escaneo todos los días, y si me toca en junio u otro mes, saldré complacido y con 80 años no sufro otra cola más, que es el objetivo de la nueva tecnología, y no provocar más molestias. ¿Quién decide esto?», concluye Alfonso.