Acuse de recibo
La fábrica de las chapucerías de las oficodas, oficinas de registro de consumidores, llegó a un récord productivo en San Miguel del Padrón en este 2023, con la nueva libreta de abastecimiento, refiere Luis Gutiérrez Urdaneta, desde Avenida Ciudamar, no. 18503, entre 1ra. y 3ra., en el reparto Ciudamar de ese municipio capitalino.
Aunque cada año llueven irregularidades en el llenado de esos documentos imprescindibles para acceder a la canasta normada, dígase errores en los nombres y ausencias de los miembros de los núcleos familiares, problemas con los cuños y la anotación de las dietas, para este 2023 ha sido peor, en medio de tantas dificultades cotidianas, las agobiantes colas y el carencial transporte, señala.
Ello implica, añade, que los afectados por la indolencia ajena, deben dirigirse entonces, para subsanar los errores creados por los chapuceros, a las oficodas y hacer largas colas desde la madrugada, o pagar 300 pesos a un colero «profesional».
Y cuenta que en la de La Cuevita (consejo Popular1) dan solo 20 turnos diarios. Su esposa tuvo que ir tres veces en noviembre para asentar una dieta, y Luis tuvo que acompañarla caminando 15 cuadras a las 3 de la madrugada para hacer la cola.
«En mi ámbito de conocimiento, dice, a partir de conversaciones informales, supe de errores en siete libretas: además de la de mi madre y la de mi esposa, la de la delegada de la circunscripción 13 del consejo 1 (Rocafort) y otras cuatro más, ¡en solo dos cuadras! ¿Cuántos serán en San Miguel del Padrón? Y en la bodega, según le comentó una vecina, un avispado colero, ante la avalancha de errores pregonaba sus servicios a 300 pesos.
«Esta situación crónica, año tras año, es de conocimiento de las autoridades municipales. Doy fe de ello. Llamé hoy por la mañana a la oficoda de La Cuevita, y conversé con una funcionaria. Al preguntarle sobre la cantidad de errores en las libretas este año, dijo que los responsables fueron personas contratadas».
Él inquirió entonces si ellos en la Oficoda no fueron quienes los contrataron. La respuesta fue que no podían, con tanto trabajo, ponerse a revisar las libretas que los contratados llenan. Luis preguntó si se mantenían los 20 turnos diarios, a pesar de la avalancha de errores, y ella le contestó que sí, son 20 turnos. Él insistió en comentar que tal situación es aprovechada por los coleros, y la funcionaria le manifestó que ellos no son responsables de las colas.
«¿Quién en este municipio responderá por los salarios pagados por la chapucería, por las pérdidas de real producción de aquellos a quienes les han obligado a una nueva cola, y por el disgusto en las familias?, cuestiona. ¿Quién le explicará y exigirá a esos funcionarios que su primera función es servir al pueblo?
«¿Cuándo las autoridades de este municipio van a comenzar la guerra contra la chapucería y la chusmería, contra la inestabilidad del pan normado y las enormes colas en las oficinas del carné de Identidad, contra los “boteros” que cobran 50 pesos de La Cuevita a la Virgen del Camino, contra la bulla y la “música” indecente?
José Deschapelles del Monte (San Alejandro, no. 27021, entre Vera y Nueva Esperanza, barrio de Versalles, Matanzas) cuenta que el 5 de noviembre de 2021 se mudó desde Camagüey para esa ciudad. Y debido a que el expreso por Ferrocarril aún no está funcionando, no ha podido trasladar sus artículos y otras pertenencias.
Refiere que ha estado preguntando al Expreso ferroviario en Matanzas y a la Delegación provincial de Transporte allí cuándo reinician esas operaciones, y no saben darle respuesta.
«Si el Ferrocarril está funcionando con trenes de Habana a Santiago, Bayamo y Guantánamo, ¿por qué entonces no existe el servicio expreso? ¿Quién me pudiera responder esa pregunta?».