Acuse de recibo
El pasado 7 de junio, desde Rodríguez 653, entre Manuel Pruna y Juan Alonso, Luyanó, 10 de Octubre, La Habana, Raúl Díaz Martín contó aquí que en los años 90 se hizo una inversión para mejorar el gas manufacturado en ese barrio; pues las instalaciones y redes tenían muchos años y deterioro. Pero la Empresa de Gas Manufacturado no le dio terminación.
«En mi casa y parte de Luyanó, decía, seguimos con las redes viejas deterioradas, que se comunican unas con otras por pasillos y techos de las casas con tubos viejos muy deteriorados que producen interrupciones, salideros, olor a gas cada rato, con mucho riesgo y peligro de accidente… Lo vengo planteando hace mucho tiempo a todos los niveles. La última vez fue el 29 de enero de 2021. En este caso, el nivel nacional lo envió al Ministro, el Ministro a la empresa provincial, la empresa al municipio. El municipio mandó a una inspectora y un funcionario, que revisaron y dijeron que en aquel momento no se podía hacer nada, que ellos regresarían. Y no han venido más», afirmaba.
Y responde Ángela Reytor Suñer, directora general de la Empresa de Gas Manufacturado, que se tramitó esa queja con el Grupo Tecnológico de la Dirección Comercial de esa entidad. Y se evidenció que Raúl no estaba conectado a la nueva red, y las tuberías de las instalaciones se hallaban en mal estado; aunque no se encontraron escapes en las interiores de su vivienda.
También, añade, lo visitaron el especialista de Atención al Cliente y el inspector del municipio. Se comprobó que su domicilio se halla conectado al paral del edificio. Y el cliente planteó que tenía baja presión en el servicio. Se realizó el reporte a la DIP de Remodelación de Redes para ser conectado a la nueva red y dar un mejoramiento y estabilidad en el servicio.
Finalmente, señala que el Consejo de Administración No.19 del 22 de junio del 2022, con Acuerdo 773, declaró su queja Con Razón.
Agradezco la respuesta, aunque deja dudas que no se esclarecen: ¿Por qué la inversión de Gas Manufacturado no concluyó, y dejó zonas con redes ya deterioradas por años que eran peligros? ¿Por qué no se solucionaba el problema, si bajó desde la nación, de un nivel a otro, el asunto? ¿Por qué más nadie volvió por allí, y ahora, cuando se revela aquí, se da la razón y se decide entonces la conexión a la nueva red, con mejoramiento y estabilidad en el servicio? ¿Por qué?
Orestes Salvador Godoy Santos (Avenida 60 no. 6909, entre 69 y 71, Cienfuegos) cuenta que detectó curiosas irregularidades del 15 al 17 de este agosto, cuando viajó desde Bayamo hasta La Habana, haciendo escalas en las ciudades de Camagüey, Ciego de Ávila y Santa Clara.
Resultó que los ómnibus de Transtur y Gaviota, que cuando llevan asientos vacíos deben recoger pasajeros en las terminales de ómnibus para aliviar la transportación interprovincial, no lo hacían oficialmente, sino por la vía informal. Por la izquierda, como suele decirse. Las tripulaciones de esos ómnibus parquean fuera de las terminales y coordinan con gestores que les garantizan los pasajeros. «Esos choferes, dice, están cobrando el mismo precio que los privados. Por ejemplo: de Bayamo a La Habana 2 500 pesos, y de Ciego de Ávila a La Habana, 1 500».
El 17 de agosto en Santa Clara, al constatar que los ómnibus de esas entidades turísticas no entraban a la terminal a recoger pasaje oficialmente, él se dirigió a un responsable de Tráfico, para que llamara a la Base de Transtur o de Gaviota en la provincia y gestionara. Y este respondió que «el teléfono tenía candado, no podía llamar».
Argumenta que Ómnibus Nacionales tiene contratos con Transtur y Gaviota, para que cuando los ómnibus viajen con asientos vacíos, se les brinde servicios de transportación a los viajeros concentrados en las terminales. Por ello, insiste, los ministerios del Transporte y el Turismo deben de revisar la ejecución de los contratos de servicios de transportación de pasajeros firmados para esos fines por sus respectivas entidades que se les subordinan; para que se cumpla el objetivo de ayudar a la trasportación, concluye.