Acuse de recibo
Víctor Manuel Cuellar Ramos (Edificio E-81, apto. 11, Zona 9, Alamar, Habana del Este, La Habana) está en trance y solicita orientación, porque su vida se ha complicado sobremanera y no encuentra remedio para rearmarla.
Él es casado, con dos hijos, y trabajador del hospital ortopédico Fructuoso Rodríguez hace 16 años. Tiene dos hermanos jimaguas síndrome de Down, con 36 años. Y está al cuidado de ellos, pues antes convivían con los padres de Víctor Manuel, quienes fallecieron. Y él tuvo que mudarse para ese apartamento.
Entonces, los tres primeros meses los pidió de licencia sin sueldo. Pero tuvo que dejar de laborar para dedicarse a ellos. Como le habían comentado que existía una resolución que le amparaba para el cuidado de sus hermanos y se le pagaba su salario siempre que el centro laboral autorizara en coordinación con el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), fue a ver a su jefa de Personal, quien le comunicó que esa Resolución ya no se aplicaba.
Contactó a la trabajadora social que los atiende, quien le planteó que la solución era buscar una cuidadora. Él le dijo que si no se le podía pagar por cuidar a sus hermanos. Y le respondió que le tocaba cuidarlos, o si no llevarlos en los horarios laborables a una institución.
Víctor Manuel se reincorporó a su labor, en un turno de 24 horas de trabajo por 72 de descanso, gracias a que su esposa se lleva a los jimaguas para su trabajo y continúa el día con ellos. Así, refiere, corren el riesgo de enfermarse con la situación epidemiológica del país, pues debe trasladarlos desde Alamar hasta La Habana Vieja, con los graves problemas del transporte urbano. Y los jimaguas, que por su condición no están adaptados a vida tan movediza, presentan síntomas de rechazo. Se tornan agresivos por momentos.
Víctor Manuel había escrito al MTSS. Y se presentó en octubre de 2021 en la filial del Inass en Habana del Este. En esta le atendió la jefa de los trabajadores sociales y lo envió a que viera a la especialista de los trabajadores sociales de Alturas de Alamar. Esta le respondió que ese día el caso iba a ser analizado en el consejo de dirección, y apenas se tomara una decisión, la trabajadora social que los atiende se la notificaría.
«Pero hasta hoy, dice, todo está en silencio, tanto por parte del MTSS como por el Inass en el municipio. Escribo para ver si me pueden orientar y ayudarme a darle solución a mi problema. Los muchachos están haciendo un rechazo muy grande, no quieren trasladarse a ningún lado, por lo que el paso que continúa es yo pedir la baja en mi trabajo.
«¿Cómo los alimento y garantizo una adecuada estabilidad en el hogar? ¿Cómo sustento a mis dos hijos menores de edad?
Yo recibo una ayuda al núcleo familiar, que era de 2 860 pesos cuando vivía mi mamá. Al fallecer ella, quitaron 800 pesos y quedó en 2060. Y hace tres meses reciben 280 pesos cada uno de los dos, que al final son 2 620.
«Todo el mundo que ha tratado con esos tipos de “niños” saben que ellos son muy susceptibles. Necesitan mucho cariño y comen muchísimo. Deseo de todo corazón que me ayudaran a encontrar una solución», concluye.
Bernardo Blanco Chacón (Calle Omar Sofía, No. 6, El Cobre, Santiago de Cuba) cuenta que el 23 de marzo de 2021 le enviaron desde Estados Unidos dos motos eléctricas Puma 1000 AVA, una a nombre suyo y la otra al de su hijo, Javier Blanco Gómez. Y le informaron desde Transcargo que el envío se entregaría de seis a ocho semanas…
Fue el 18 de octubre de 2021, seis meses después, que Transcargo Santiago de Cuba le entregó a Bernardo la suya, sin el documento que le acredita como propietario. Y le explicaron que las firmas autorizadas estaban en La Habana, que cuando llegara el documento le avisarían.
¿Y la moto de su hijo? Nunca llegó. El 23 de diciembre pasado Bernardo envió correos a varias direcciones de Transcargo, y solo recibió respuesta de Sandra (no define apellido), directora adjunta, quien le informó que había reenviado copia del correo enviado por él a la persona encargada de darle respuesta (no le precisó nombre ni cargo).
«Hoy, 12 de enero de 2022, cuando le escribo, afirma, ni siquiera me han contactado de Transcargo. Y pregunto: ¿dónde están los dirigentes y cuadros de esa empresa, que deben velar por la satisfacción de sus clientes?»