Acuse de recibo
Marbelis Machín González (Los Mineros, Rafael Freyre, provincia de Holguín) desde 2008 es damnificada del huracán Ike, que le derrumbó su casa. Y aún a estas alturas espera solución, a pesar de todas sus gestiones.
Cuenta que entonces, cuando pasó la inspección por su barrio, se dictaminó que el terreno, por ser muy bajo, no tenía condiciones para la construcción de una vivienda.
Ella se presentó en la Dirección Municipal de la Vivienda y en el Gobierno municipal. Y a pesar de presentar certificado médico de asma bronquial, no le dieron solución. «La única respuesta fue que como yo había muchos casos más», recuerda con amargura.
Y levantó un rancho con pedazos de tabla y de yagua para ir sobreviviendo. Su hijo tuvo un accidente, y comenzó a perder la visión de un ojo. Necesitó de varios ingresos en el pediátrico de Holguín.
En 2012 se entrevistó con el entonces presidente del Gobierno municipal, quien le dijo que la solución era ponerla en el plan de inversión del 2013, y ya entregaba su cargo al nuevo presidente. Con este último tuvo varias entrevistas. Y la respuesta era siempre que había que esperar, que como ella había muchos más.
«Luego fui viendo que mi situación se alejaba de la solución. Pude observar cómo otras personas con mi misma situación obtuvieron una vivienda, y yo nada, a pesar de ir a varias entrevistas en Vivienda, en el Gobierno municipal y en el Partido provincial.
En el 2016 le dijeron que su única solución era un subsidio. «Ya sentía que por fin iba a obtener mi hogar, recuerda. Cuando comienzo a hacer trámites, no tenía un solar. Jamás me lo han querido dar. Y vuelta atrás papeles sin firmar, sin validez. Cuando me dirijo a la tienda de materiales y al banco no hubo solución. El subsidio no procedía. La respuesta era que no tenía solar, y no tenía validez alguna. Rodando en casas de vecinos y familia, continuaba la lucha.
«Volví a ser incorporada en un plan de inversión de viviendas en la comunidad Armando Mestre. Y tampoco resultó. Aunque persisto en la lucha, entre reuniones y entrevistas, no he conseguido una solución».
«Hoy 8 de diciembre de 2021 mi hijo está terminando sus estudios, con una gran operación a punto de realizar de su ojo izquierdo, porque está perdiendo la visión. Con muchas necesidades. Y ni los trabajadores sociales han querido apoyarme.
«Para todos las respuesta es que yo tengo que esperar. Hablé en el Gobierno para unas planchas de fibro, para hacerme un vara en tierra y no procede. Actualmente me encuentro viviendo en una casa pequeña, en un cuartico prestado de un pariente mío, con malas condiciones. Y una operación pendiente de mi hijo. Con necesidades y enfermedades, desgaste en los huesos e hipertensión arterial. Y sin hogar. Yo creo en mi país, en que alguien tome mi caso y le dé solución», concluye.
En nombre de los pobladores de la comunidad El Naranjal, sita en carretera central a Santiago de Cuba, en Bayamo, Manuel Manzo Camejo denuncia la afectación medioambiental que se vive allí.
Cuenta el remitente que ese asentamiento poblacional existe desde 1963, y sus habitantes vivían en paz; pero todo se complicó en 2006, cuando instalaron el grupo electrógeno de 16 baterías, a 90 metros. Como si fuera poco, hay además uno de fuel oil a 200 metros, la Empresa Mecánica a 400 metros y una unidad militar a 70 metros.
Refiere Manuel que en reiteradas ocasiones se han quejado con las instituciones correspondientes por la contaminación sonora a la que están sometidos. Y desde 2006 visitas van y visitas vienen. Les dan la razón y les dicen siempre que van a reubicar la comunidad. ¿Cuándo?
«Ya no sabemos a dónde más escribir, dice. Incluso, lo hicieron al Departamento de Atención a la Población del Palacio de la Revolución, que reenvió el asunto a las autoridades del territorio para su solución, y el Gobierno de Bayamo no ha resuelto aún. Aquí vivimos 58 personas, de ellas 14 niños. No entiendo por qué tanto tiempo para dar solución a esta situación. Este ruido es insoportable», concluye.