Acuse de recibo
Ismael Lázaro Toledo Morales (Tenerife 206, entre Rastro y Belascoaín, Centro Habana, La Habana) compró hace menos de tres años un refrigerador marca Samsung, cuya garantía vence el 28 de diciembre próximo. Y se le averió.
Por ello, fue el 26 de octubre pasado al taller de Oquendo y Neptuno, cuyo jefe lo atendió muy bien: lo reportó, y en menos de tres días, el mecánico selló todos los tacos por los que supuestamente se escapaba el gas. Esa noche enfrió muy bien, pero al otro día dejó de funcionar.
Acudió entonces al jefe de taller. El experimentado mecánico volvió a soldar lo que había hecho. Y le dijo que si sucediera de nuevo lo mismo, ya no estaba en sus manos. Y pasó. Al día siguiente dejó de enfriar. El mecánico le hizo un dictamen dejando claro su trabajo y que ya no se podía hacer nada.
El 16 de noviembre Ismael se dirigió a Atención al Cliente de Cimex. Le atendió una señora llamada Malda, quien le expresó que no tenía solución, pues esta sería reparar o la reposición del equipo. Y ya se había intentado reparar, y no tenía arreglo, habría que reponer. Pero en estos momentos no hay refrigeradores para reponer. Le planteó que la única salida sería devolverle el dinero en CUP, a 24 pesos por cada CUC, moneda en que adquirió el equipo hace casi tres años, mucho antes del Ordenamiento.
«El refrigerador, dice Ismael, me costó 820 CUC, y su equivalente es de 19 680 CUP. Le dije que con ese dinero no podía reponer mi refrigerador, yo no tenía culpa de que se haya hecho el cambio de moneda, y ellos debían tener una X cantidad de refrigeradores para esos tres años de garantía».
No precisa Ismael qué respondió Malda, pero es evidente que todo quedó ahí. Y no es el primer caso de personas que en estos tiempos no han podido disfrutar la garantía prometida cuando adquirieron un equipo electrodoméstico.
Es cierto que en ello se entrecruzan varias razones: Cuba asumió el ordenamiento monetario y todo parece indicar que no se previeron las consecuencias que traería en las garantías de esos equipos. Y en medio de graves problemas de liquidez de nuestra economía, sin reserva de equipos para satisfacer la garantía, la única opción a mano es devolverle el importe a 24 CUP por cada CUC. Con esa suma no se puede adquirir un refrigerador en Cuba, solo se venden por ahora en MLC, moneda que muchos no tienen.
Se le puede dar muchas vueltas al asunto, pero lo cierto e irreversible es una deuda con esos clientes, por un equipo que es una necesidad, no un lujo. El problema está ahí, no puede soslayarse. Y la decisión estaría muy arriba: de país. Quizá de lo ingresado en las tiendas en MLC, pudiera ir financiándose un fondo para la reposición gradual de esos equipos. La palabra garantía es muy fuerte y no tiene marcha atrás.
Andrés Camps Carrión (Avenida 29, entre 238 y 240, Edificio 23814, apto. 39, San Agustín, La Lisa, La Habana) está muy preocupado con irregularidades constantes en los cajeros automáticos en la capital.
«Desconozco los problemas objetivos y subjetivos que tienen quienes responden por el correcto trabajo de los cajeros automáticos, sus mantenimientos y la recarga de dinero en estos.
«Gran cantidad de ellos están sin dinero temprano en la mañana. O están fuera de servicio por problemas en la red, o tienen defectos técnicos. Los cajeros en el mundo entero tienen dinero las 24 horas.
Desgraciadamente, «no puedo poner la jaula a la tiñosa, pero este servicio debe ser más eficiente. Los usuarios se quejan constantemente de lo mismo. Y, por favor, no me den una respuesta personalizada. Que respondan a todos los usuarios de los cajeros, con razones objetivas y llenas de verdades», concluye Andrés.