Acuse de recibo
Reyna Miriam Lobaina López (calle 282, edificio Tropas Guardafronteras, apto. 28, entre 5ta. y 7ma., Santa Fe, Playa, La Habana) se siente maltratada e impotente con los mecanismos de garantía del comercio en moneda libremente convertible (MLC). Y con mucha razón.
Cuenta que el 18 de mayo pasado adquirió en la tienda La Francia, en Obispo, La Habana Vieja, una freidora que le costó 100 pesos en MLC, con garantía de seis meses. Y el 15 de agosto no le funcionaba. Ahí comenzó la odisea…
Días después ella empezó a llamar por teléfono al taller correspondiente, y no respondían. El 20 de agosto decidió dirigirse a este, en Avenida 31, No. 5613, entre 56 y 58, en el municipio de Playa. Y cuando llegó, el lugar estaba cerrado, pero afuera estaba un trabajador, quien le confirmó que estaba cerrado. Solo estaban atendiendo telefónicamente…
«Me pareció una broma, manifiesta, ya que yo llevaba unos días llamando insistentemente y no contestaban el teléfono. Intenté razonar con él, pero su respuesta fue que debía seguir intentándolo, cosa que hice al llegar a mi casa y obviamente fue en vano».
Indignada e incomprendida, al fin el 23 de agosto Reyna hizo una reclamación al teléfono habilitado para ello, con número de reclamación 0920368. Y le dijeron que debían darle respuesta a las 72 horas.
Pasado ese tiempo, y al ver que no le contactaban, la clienta volvió a llamar. Y le expresaron que lo sentían, pero estaban saturados de reclamaciones. Por esa razón se estaban demorando en las respuestas.
«Hoy, 10 de septiembre, crece mi insatisfacción porque aún no contestan al teléfono en el taller y la gerencia no me ha dado respuesta, precisa. ¿Es justo para el cliente, que luego de hacer un esfuerzo para adquirir el equipo tenga que pasar por este asunto burocrático?
« ¿No era mejor que el trabajador tomara mi caso, y así no empañara el nombre de la entidad y no dejara con mal sabor al cliente? ¿Qué pasará cuando llegue la fecha límite de mi garantía?», concluye Reyna Miriam.
Jacinto Taboada Lorenzo (calle 100 No. 133, entre Pasaje C y Mayarí, reparto Alturas del Rosario, La Güinera, Arroyo Naranjo, La Habana) cuenta que los días 18 y 19 de agosto, y para solucionar los problemas del servicio hidráulico acumulados por años en el barrio, Aguas de La Habana comenzó a instalar, con el apoyo de los vecinos, la acometida principal y las entradas a cada casa.
Era alegría para los pobladores, porque el asunto del servicio hidráulico era un asunto de vieja data y planteamiento durante años en las asambleas de rendición de cuenta en la circunscripción.
Y como parte de las labores de mejoramiento en los barrios vulnerables de la capital, antes un grupo de trabajo de técnicos y especialistas se personaron allí. Los residentes plantearon sus inquietudes sobre el servicio de agua, y hasta dónde se debían hacer las conexiones. Y ellos se comprometieron con la inmediata solución, mientras que los vecinos prometieron hacer guardias para cuidar el equipo que abre las zanjas y las mangueras.
«Ya estamos a 7 de septiembre, afirma, y todos esperando que nos pongan el agua. ¿Hay que esperar 20 años más para tenerla? Para hacer esas obras se invirtieron equipos, combustible, materiales y fuerza de trabajo. Y el esfuerzo no está concluido. Tengo fotos de las mangueras, en el lugar donde las dejaron sin instalar, a expensas de cualquier cosa.
«Esta situación se la dimos a conocer a un tal Julio, al parecer directivo de Aguas de La Habana. El 2 de septiembre, me quejé ante Dionel, quien en el Partido atiende a esa entidad. Y todavía no hay respuesta ni solución», concluye.