Acuse de recibo
El pasado 25 de julio, desde Santa Clara, Teresa Valdés Fuentes contó aquí que aún no habían llegado a manos de su hija, en Jiguaní, Granma, dos paquetes que le enviara el 25 de junio por correo. Por ello, el 3 de julio Teresa envió correo electrónico al director de Correos de Cuba en Villa Clara, y este le respondió el mismo día que, según el sitio www.correos.cu, estaban en el Centro de Clasificación de Granma en Bayamo, ya clasificados para enviarlos a Jiguaní.
El 6 de agosto su hija buscó en el sitio www.correos.cu, e informaba lo mismo. El 19 de agosto permanecía la misma información: clasificados para enviarlos a Jiguaní. «Pero siguen en el limbo los paquetes», concluía Teresa.
Responde Rubén Morales Enamorado, director general de la Empresa de Correos Granma, que Teresa tiene razón, debido al mal servicio que se le prestó durante el proceso postal del envío dirigido a su hija en Jiguaní. La oficina de correos en esa localidad, plantea, es la responsable de la demora: los envíos permanecieron allí desde el 4 de agosto, sin entregarlos hasta el 28 de ese mes.
Por ello, dice, se determinó como responsable a Alexei Ramírez Vázquez, subdirector de Operaciones de la oficina de Correos de Jiguaní.
«Teniendo en cuenta que no cumplió con lo establecido para la entrega de bultos postales nacionales, precisa, y como se establece en el Decreto Ley 13/2020, se le aplicó como medida disciplinara la afectación del 25 por ciento del salario de un mes.
«Ofrecemos sinceras disculpas a la compañera Teresa B. Valdés Fuentes por las molestias que este mal servicio le pudo ocasionar. Y agradecemos a Juventud Rebelde y en especial a su sección Acuse de Recibo por su preocupación y atención a los temas relacionados con Correos de Cuba, labor que nos permite profundizar en el análisis de nuestros problemas, y perfeccionar la gestión empresarial, en interés de mejorar la calidad de los servicios que brindamos a la población», concluye.
Agradezco la respuesta, pero no tendría que ser esta sección la que alerte a las entidades aludidas acerca del incumplimiento de sus normativas, si no que debían ser ellas mismas las que verificaran constantemente lo que anda estancado u obstruido en su dinámica de servicios.
La respuesta no lo dice, pero supongo que es la primera vez que se le escapa tal asunto al subdirector de Operaciones de Jiguaní; y que el descuento del 25 por ciento a su salario de un mes, más allá de la sanción pecuniaria, sea un resorte que active su observancia como funcionario de Correos de Cuba. ¿Y si Teresa no nos hubiera escrito, qué hubiera sucedido?
Remberto Muñoz González (Edificio 1, Biplantas, Apto. 3, Barbosa, Playa, La Habana) escribe en nombre de los residentes en los edificios 1, 2, 3 y 4 de lo que fue muchos años esa comunidad militar, y cuyos habitables ya están desvinculados de las FAR.
Señala que ante una queja sobre el vertimiento de aguas albañales allí en el 2020, el 12 de marzo de 2021 les respondieron por la Dirección Municipal de la Vivienda (DMV) Lien Machado Pascual del Departamento de Conservación, y Nancy López Pérez, del Departamento de Atención a la Población; con la firma también de Pedro R. Hernández Leyva, director de la DMV.
Los funcionarios les aseguraron que se había aprobado un presupuesto de 150 000 pesos para la inversión correspondiente, y que en abril del presente año se ejecutaría por la Empresa Constructora Bacuranao.
«En esta fecha que les escribo, afirma, aún no han ejecutado la obra. Pero lo más importante es que nadie se ha pronunciado al respecto, y no les han dado ninguna explicación a los vecinos de dichos edificios.
«Este es un problema que estamos tratando de resolver desde hace más de diez años. Actualmente la situación se ha complicado. Los gusanos ya llegan a las puertas de quienes vivimos en la planta baja. Soy uno de las más afectados, y la fetidez es tal que no hay quien esté tanto dentro como fuera de la casa», concluye.