Acuse de recibo
María del C. Acosta (Concordia, entre Perla y Norte, Casilda, Trinidad) relata que su hija se acaba de graduar como médico, y por el escalafón la ubicaron en un consultorio en la localidad de San Pedro, donde tiene que permanecer 24 días al mes.
El problema es que la muchacha es madre soltera de una niña de dos años. Por ello, ya trataron el asunto en las direcciones municipal y provincial de Salud Pública, y con la funcionaria que atiende Salud Pública en el Partido municipal. Y todos dicen lo mismo: No hay otro lugar donde ubicarla; si no acepta, se le invalida su título.
«Todos sus compañeros ya están trabajando, dice, incluso los que llegaron de otras provincias. Yo quisiera saber si los médicos están sobrando. ¿No existe una ley sobre el Servicio Social? ¿No tiene mi hija derecho a ejercer su profesión solo por tener su niña?», manifiesta muy preocupada la madre.
Y este redactor añade: ¿Deben enfrentarse a rajatabla ese tipo de situaciones, con una hija tan pequeña? ¿No hay una fórmula intermedia cerca de donde vive? ¿No hay un centro de aislamiento donde ella pueda ser muy útil? En caso extremo, ¿no se le puede aplazar el cumplimiento del servicio Social? ¿La invalidación del título tiene que ser la única salida?
Igor Hevia Diez (Bellavista 675, entre Colón y Lombillo, Nuevo Vedado, Plaza de la Revolución, La Habana) destaca en su carta que en estos tiempos de COVID-19, los funcionarios de Seguridad Social de ese municipio comenzaron a dar atención a un grupo de personas vulnerables que, además de su ancianidad, padecen serias enfermedades que les impiden comprar los alimentos en el mercado de productos normados por falta de movilidad.
Y refiere que, en el caso suyo, le fue designado un joven profesor de Educación Física, que cumplió su misión con una excelente labor hasta el 15 de julio, ya que, según le explicó, salía de vacaciones. Y no le nombraron sustituto alguno, lo que ha puesto en jaque al anciano.
«Traté de informarme sobre este asunto que atañe a varias personas, manifiesta, conociendo que fue decisión del Poder Popular de Plaza. Me preocupa y afecta totalmente, mucho más cuando el Primer Ministro ha hecho declaraciones en sentido contrario a esta decisión, en medio de la pandemia y los picos de la Covid-19 en los últimos días», concluye el veterano.
Con una larga trayectoria científica y como profesor de la Universidad de La Habana, el Doctor en Ciencias Físicas Arnaldo González Arias comenta desde otra ingeniosa perspectiva el dilema con las colas que presentan personas ancianas y vulnerables como Igor Hevia Diez:
«Fórmula de jure de la repartición de la riqueza en el socialismo: De cada cual según su capacidad, a cada cual según su trabajo. Y fórmula de facto en la Cuba socialista actual desde hace más de un año (al menos para quienes vivimos en las ciudades): de cada cual según su capacidad, y a cada cual según su posibilidad, capacidad y habilidad para hacer cola.
«Y aún hay personas proponiendo que se haga una cola previa a la cola final para coger turnos, sin siquiera saber si habrá algo que comprar al día siguiente», termina.
Juan Marcelo Navarro Salazar (Calle 27, No. 810-E, apto.9, entre Paseo y E. Vedado, La Habana) relata que en su mismo edificio, en el tercer piso hay un apartamento que tiene un derrame de agua permanente por el balcón.
«Parece que el residente no se encuentra allí, dice, o cuando llega no se da cuenta de esa situación. Hice un cartel, lo puse en el mural del Consejo de Vecinos y seguimos igual.
«Sé que ustedes tienen asuntos más importantes para tratar. ¿Por qué utilizo esta vía? Pues soy un paciente larigectomizado y no puedo hablar por teléfono. Mi propósito es que hagan llegar este problema al municipio de Plaza o la provincia, para resolver este despilfarro de agua, que tanto necesitan muchos cubanos y habaneros».
Primero, pienso, debe alertarse al vecino del tercer piso, quien quizás está ausente de su apartamento y se le haya quedado abierta una llave del agua. O en su ausencia total, a algún familiar que lo localice.