Acuse de recibo
Osvaldo Morfi Galán (calle 10, No. 12, altos, entre 9 y 11, Zona de Desarrollo Colón, ciudad de Sancti Spíritus) denuncia que la fosa que evacúa los residuales de tres viviendas está vertiendo para la calle hace varios años. Y en estos momentos está vertiendo sobre la acometida de agua potable de cuatro casas, entre ellas la suya.
En octubre de 2020, manifiesta, se afectó el abastecimiento de agua por varios días. Y al restablecerse, por la llave del lavamanos y por la taza sanitaria comenzó a brotar agua turbia y con olor a orina, y restos de lombricillas.
Osvaldo, que es impedido físico con prótesis total de cadera y rodilla derecha, hipertenso, diabético dependiente de insulina y padece de glaucoma crónica con pérdida de visión del ojo derecho por desprendimiento de retina, tomó una muestra del agua y la envió con otra persona al Departamento de Higiene del Policlínico Sur, para que se analizara. Dio positiva.
Entonces fue él a la oficina de Atención a la Población de Acueducto municipal, e hizo el reporte. Le dijeron que esperara a que fueran a visitarle los técnicos de plomería. Y al ver que no acudían, llamó por teléfono en cuatro ocasiones y nadie atendió su llamada.
En los primeros días de junio pasado volvió a faltar de nuevo el abasto de agua. Y al restablecerse el 5 de ese mes, se repitió la misma escena: agua turbia y con olor a orina salía por las llaves y en la taza sanitaria.
El 7 de junio Osvaldo llevó una muestra del agua a Acueducto municipal, donde le atendió la funcionaria María, jefa de los inspectores. Lo condujo con Ángel, jefe de la brigada de mantenimiento de plomería, quien luego de observar la muestra de agua, le dijo que la manguera de la acometida estaba rota. Y orientó a Diana, técnica de plomería, que le tomara los datos personales y los motivos de la queja. Y a Osvaldo le comunicó que esperara a que le visitaran.
A los dos días, y al ver que no llegaban ante tal urgencia, Osvaldo fue a la oficina y estuvo toda la mañana sin que pudiera ver a ningún directivo que le atendiera.
El 10 de junio decidió ir a la oficina de Atención a la Población del Poder Popular Provincial. Allí le atendió la funcionaria Sady, y él le enseñó la tercera muestra de agua infectada. Ella le tomó todos los datos personales y el motivo de la queja, y le dio los números de teléfono para que la llamara a ella o a su secretaria. Y no ha tenido respuesta.
El 14 de junio Osvaldo fue de nuevo a Acueducto Municipal, y allí Ángel le dijo que volviera al día siguiente para discutir su caso en el despacho diario. Ese día envió a tres técnicos de plomería, quienes vieron en el terreno el vertimiento de la fosa hacia la calle, y al mismo tiempo que vertía sobre la acometida. Al estar rota esta, y faltar el abasto de agua potable, es que penetraba el agua de fosa en la acometida.
Le indicaron que no fuera a consumir esa agua, que ellos le informaban a Ángel para venir y quitar la manguera y poner una nueva por otra parte.
«Hasta el día de hoy nadie ha venido a arreglar la manguera y la fosa sigue vertiendo sobre mi acometida, afirma. No he podido seguir saliendo más a estos trámites pues estoy exponiéndome a contraer la COVID-19. Me siento totalmente maltratado y engañado por todas estas personas que hasta estos momentos he visto para que me den solución a este problema por el que estoy pasando», concluye.
Tantas oficinas visitadas, tantas personas con quienes se entrevistó. Tantas promesas y tantas esperas. Tantos silencios ante un asunto de grave implicación para la salud humana. Así se hacen más insoportables y angustiosas las dificultades que de por sí existen. Así se refuerza en la población la sensación de desprotección por parte de quienes deben servirle todos los días. Así se complica más la existencia de nuestra gente.