Acuse de recibo
EL pasado 17 de mayo, en medio de la pandemia de la COVID-19, y desde el municipio habanero de Playa, el doctor Juan E. Fuentes, profesor de la Facultad de Física de la Universidad de La Habana ya jubilado, y con 80 años, lanzaba un S.O.S. en esta columna.
Precisamente por lo perentorio de mantenerse en aislamiento, Fuentes contaba que le dio a su hija la tarjeta magnética con que cobra su pensión y su carné de identidad, para que le tramitara una tarjeta de Telebanca en la Sucursal 244 del Banco Metropolitano (BM) de 31 y 42, en el propio municipio.
Y en el Banco le dijeron a la hija que no le podían hacer la tarjeta, pues el trámite es puramente personal. El beneficiario de esta es quien debe poner la clave, a la cual no debe tener acceso otra persona. Y Fuentes refería: «Si le di la orientación a mi hija, es porque confío en ella y no puedo realizar la gestión».
Entonces, este redactor se sensibilizó con Fuentes, a la vez que comprendía las razones de confidencialidad y seguridad del Banco. Y al final señaló que ese podría ser el problema de muchos otros ancianos enfermos o personas postradas, que quieran tener los servicios de Telebanca, mucho más en estos tiempos de aislamiento. Y concluía así: «¿No puede el Banco, en este dilema de Mahoma y la montaña, ir adonde el cliente para facilitarle el trámite?».
Al respecto, el pasado 14 de julio nos llegó la respuesta —fechada el 29 de mayo— de Karelia del Portillo Raveiro, del Departamento de Atención a la Población del BM:
«A partir de la situación que presenta nuestro país y el mundo con la COVID-19, afirma, el Banco ha flexibilizado la prestación de algunos servicios, siendo ineludible, entre otras verificaciones, una correcta identidad tanto del titular como de su designado, lo que garantiza el cumplimiento de las normativas legales y bancarias, la protección del medio de pago, los fondos depositados en ella, y que el Banco está llamado a salvaguardar».
Aún así, afirma que el caso se resolvió el pasado 18 de mayo: la directora de la Sucursal 244 visitó a Ferrer en su domicilio y le hizo entrega de su tarjeta de Telebanca, con la cual el cliente pudo realizar sus primeras compras online, y se manifestó conforme.
En casos como este, esclarece Karelia, procede que un familiar solicite la providencia en la filial de la Seguridad Social de su municipio, lo cual permite que pueda representar al promovente en operaciones realizadas con ese sector y el medio de pago.
Mario Quintanilla Flores (Edificio 23409-11, apto. 36, entre 240 y 234, San Agustín, La Lisa, La Habana) confiesa que ya ha quemado las naves con Etecsa —sin una solución—, denunciando la interrupción súbita y frecuente de su teléfono.
«Desde marzo pasado mi teléfono viene confrontando dificultades, refiere. En abril estuvo interrumpido 12 días, restableciéndose el servicio sin ningún tipo de aviso de su arreglo el día 18 de ese mes. A partir de esa fecha todas las semanas sufre interrupciones que oscilan entre un día u horas en el mismo día, sin que den tiempo a su reporte. Ahora desde el 28 de junio está sin corriente y hasta hoy 15 de julio permanece sin comunicación.
«De esta problemática entregué informe por escrito en la oficina 313 de Etecsa en el Centro de Negocios el 9 de julio en la mañana. La funcionaria que me atendió hubo de realizar una llamada, sin precisar a quien, y me informó que la persona con la que habló telefónicamente le explicó que mi reporte ya se encontraba en la calle; que se solucionaría mi problema. Transcurrió la semana y aún no aparece la solución.
«El lunes 11 envié correo electrónico a atención.usuarios@etecsa.cu, y hasta el momento no he recibido respuesta del porqué de la tardanza en arreglar la interrupción, y el motivo por el cual no se cumple con la palabra empeñada por la funcionaria de Etecsa que representa a la Presidencia de dicha entidad.
«Soy una persona de más de 70 años de edad, y me es imprescindible disponer de ese medio de comunicación, máxime en estos momentos. Desearía que Etecsa me aclarara cuáles son los motivos de las constantes interrupciones de mi teléfono, pues donde resido hay más de 20 y ninguno sufre esa situación. Y finalmente, por qué esa entidad incumple lo acordado en el contrato entre ambas partes en cuanto al uso y disfrute del referido medio», concluye.