Acuse de recibo
Milton Bedia lanza un SOS en nombre de los residentes en el edificio 54 del reparto Camilo Cienfuegos del municipio capitalino de La Habana del Este, porque se les secan las esperanzas desde octubre de 2008, cuando se produjo una interrupción abrupta en la entrada de agua por la acometida de ese inmueble de diez plantas y 90 apartamentos.
Refiere que desde entonces, y sin que Aguas de La Habana en ese municipio pudiera determinar las causas, se les comenzó a abastecer por medio de camiones cisternas (pipas), de los cuales requieren dos en días alternos para hacer posible el bombeo a los tanques elevados.
Pero tal servicio, afirma, ha presentado frecuentes interrupciones. Y como ejemplo señala que del 9 al 17 de marzo solo tuvieron agua un día: el 13.
Los vecinos se han dirigido en varias ocasiones al departamento de Atención a la Población de Aguas de La Habana en ese municipio, tanto personalmente como por teléfono, y no han tenido respuestas satisfactorias.
El 15 de enero pasado presentaron una carta a la jefa de Aguas de La Habana en el territorio, firmada por los vecinos, solicitando una solución definitiva a la entrada de agua por la acometida, y con copia al departamento de Atención a la Población del gobierno municipal.
Y ante el silencio de Aguas de La Habana el 11 de febrero fueron a entrevistarse con la jefa de Aguas... en La Habana del Este, quien les brindó disculpas «por no haber podido responder nuestra carta a tiempo y en forma por exceso de trabajo».
También les informó que se desconocía la causa de la falta de agua en la acometida, y se comprometió a garantizar el suministro con pipas hasta que se resolviera el problema. Señaló asimismo que el diagnóstico y la solución del problema de la acometida no tenían aún fecha planificada por ahora, y la empresa avisaría.
«No entendemos por qué, a seis meses de la interrupción, aún no se tiene ni siquiera un análisis de las causas de esta falta de agua, cuando el reparto recibe normalmente ese servicio. Un cálculo elemental arrojaría hasta ahora (17 de marzo) 180 viajes de camiones cisternas grandes, con el consiguiente gasto de combustible, neumáticos y salarios, que quizá hubiera podido evitarse con un tratamiento más ágil o menos indolente», concluye Milton.
Omar Ramos Montalvo (edificio 1, apto. 18, Circunvalación Norte, Ciego de Ávila) cuenta que en la madrugada del 2 de diciembre de 2018 presentó una encefalopatía hipertensiva que le provocó diversos síndromes.
Y sus agradecimientos son múltiples: al personal del SIUM, especialmente a Amet Rodríguez, a Lainier y a Pedro, quienes acudieron con prontitud a brindarle los primeros auxilios. A vecinos y familiares, quienes, a los gritos de su esposa y su nieta, se personaron en su hogar a brindar apoyo incondicional. Y al hospital provincial de Ciego de Ávila, donde permaneció cinco días con muy buena atención, desde el cuerpo de guardia, Observación, hasta la sala de Medicina Interna. Además, a los compañeros de trabajo de su esposa, que permanecieron allí en el hospital, y brindaron su apoyo, hasta que fue llevado para la sala.
«Hoy me encuentro recuperado, con plan médico y la presión arterial compensada, gracias a que vivo en Cuba», manifiesta Omar.
Daymi Verdecia Oyarzabal (calle 9 no. 37, reparto Rodolfo Rodríguez, Contramaestre, Santiago de Cuba) es enfermera, y en 2016 le sirvió de fiadora para la obtención de un crédito bancario a su compañero de trabajo Rodisnay Marrero Naranjo, técnico de Laboratorio Clínico.
Todo fue bien… hasta que Rodisney abandonó su empleo, y el Banco comenzó a descontarle el pago del crédito a Daymi. Entonces se entrevistó con este, quien le dijo que estaba apenado con ella, que le diera un mes para pagarle.
Daymi le aclaró que, aparte de devolverle el dinero descontado a ella, tenía que comenzar a asumir la deuda del crédito con el Banco. Pero el mes se convirtió en uno y otro mes…hasta ahora.
«Han pasado diez meses y me siguen descontando un dinero que no disfruté. Soy madre de tres niños, de nueve, cinco años y seis meses de edad. ¿Habrá alguna forma legal que lo obligue a pagarme todo ese dinero descontado, y pagarle el restante al Banco, o tengo que resignarme a pagar 15 mil pesos que disfrutó otro, cuando mis hijos no tienen un televisor en casa para ver?», manifiesta Daymi.