Acuse de recibo
Ahora que arrecian las lluvias, se les complica la existencia a los residentes en el Edificio 3, Genético del Oeste, en la localidad artemiseña de Caimito, por la forma en que se ha dilatado la reparación del techo del inmueble.
Arisleydis Rodríguez Amarán, una de las moradoras del edificio, cuenta que son damnificados del huracán Irma, que les dañó gran parte del papel del techo. Y aunque han hecho gestiones en el Poder Popular, siguen sin respuesta desde entonces.
«Lo triste, afirma, es que nadie se ha parado a darnos al menos una respuesta, y ver las condiciones tan infrahumanas en que estamos viviendo. Y lo peor es que somos terreno de nadie, pues ya no pertenecemos a la empresa pecuaria genética Los Naranjos, pero en Vivienda municipal tampoco somos atendidos».
Subraya la remitente que en esas viviendas se filtra el agua, y chorrea por las lámparas y las tomas de corriente, lo que constituye un peligro de una desgracia mayor. «Ya no sé a quién acudir —enfatiza—, esto es desesperante; y el clima no va a mejorar: ahora vienen tiempos de ciclón y lluvias».
No menos alarmado escribe Carlos Enrique Acosta Herrera, residente en Arzobispo 210, municipio capitalino del Cerro, y vecino de la ramosa y antiquísima Zanja Real de La Habana.
Desde octubre de 2017, alerta el remitente, la Zanja Real presenta un estado crítico: los conductos tupidos como consecuencia de los desechos sólidos que acumula, lo que provoca desbordamiento de las aguas albañales, las cuales penetran en las viviendas cercanas.
Precisa Carlos Enrique que allí se han presentado trabajadores de Comunales, quienes han recogido desechos acumulados en los bordes de la pared exterior de la Zanja, y los han abandonado al olvido en la calle. Al final, aquellos han retornado de nuevo a su lugar.
Refiere que en días de abasto de agua, múltiples salideros del vital líquido vierten a la Zanja, y generan inundaciones en la calle y al interior de las viviendas, con aguas contaminadas y pestilentes. «De ello —asegura— tiene conocimiento Aguas de La Habana, y no se ha dado una definitiva solución».
Afirma el remitente que tanto los residentes como los trabajadores de dos entidades estatales contiguas (Materias Primas y Cedai) denuncian la desatención por parte de los organismos responsables de dar una solución, y la indisciplina social de vecinos que arrojan desechos a la Zanja Real.
¿Qué se está esperando para dar una solución ante las lluvias que ya nos están afectando diariamente, al penetrar en nuestras viviendas esas aguas pestilentes e infectadas, las que pueden producir un brote epidemiológico en la zona, con graves y lamentables consecuencias para la vida humana?, cuestiona Carlos Enrique.
Y la carta enviada, al final indica que tiene copias para el Presidente del Gobierno en el Cerro, el Director General de Aguas de La Habana, y Servicios Comunales y Aguas Negras (Saneamiento Básico).
Por su parte, Magaly Pereira Hernández (calle B No. 72, entre 3ra. y Avenida Rosario, Arroyo Naranjo, La Habana), relata que a fines de 2017 irrumpió un salidero de agua potable frente a su casa.
Lo reportó y fueron operarios de Aguas de La Habana. Abrieron, y al ver que la rotura requería una pieza llamada abrazadera, se marcharon. A tantas quejas de los vecinos, volvieron.
«Con mal carácter y sin deseos cogieron unas ligas de goma y las enrollaron en el tubo. No se resolvió la situación, y llegamos a mayo, el salidero continúa y la dichosa pieza no aparece. Por la rotura, el agua puede contaminarse y enfermar a todos los que nos beneficiamos de esa tubería maestra», manifiesta Magaly.