Acuse de recibo
A veces lo más difícil y costoso se resuelve, y lo más fácil se torna imposible. Por eso hay que enfocar bien con el visor del corazón, y mirar a cada caso individualmente para buscarle solución puntual, y que la justicia venza.
Uno de los que requiere vías específicas es el de José Escalante Suárez, residente en edificio 1, apartamento 12, en Residencial 9 de Nuevitas, Camagüey. Él cuenta que en febrero pasado, después de operado de cataratas en el Centro Oftalmológico de Camagüey, y sin resultados al no recobrar la vista, se le hizo un estudio que arrojó desprendimiento de la retina y hemovitreo parcial, diagnóstico confirmado en el hospital oftalmológico Ramón Pando Ferrer, de La Habana.
En este último centro le dieron turno para operarse el pasado 22 de marzo. Pero él es un paciente hipertenso y diabético, que lleva riguroso tratamiento para controlar la presión. Y al no tener familiares en la capital, tuvo que viajar desde Nuevitas a La Habana. La elevada presión arterial impidió que pudieran intervenirlo.
Se aplazó la operación, y le dieron turno de nuevo para el 24 de abril. Él explicó que, por su hipertensión, y las irregularidades de transportarse desde Nuevitas, podría suceder lo mismo. Y solicitó que le facilitaran un ingreso, porque su situación económica no le permite tantos viajes inciertos. El ingreso le fue denegado. No ofrece razón, e intuyo que esas intervenciones son ambulatorias.
Y se repitió la historia el 24 de abril. No lo pudieron operar, sería aplazado de nuevo. El paciente pidió el alta, pues en esas condiciones no podía retornar, lo cual fue aceptado. «Aquí estoy en Nuevitas —refiere—, con visión cero de ese ojo. Sin otro asunto, y aunque ya pueda ser tarde para mí, que no lo sea para otros. Espero respuesta de alguien que me convenza, mientras me adapto a la nueva vida con 64 años de edad, y aún trabajando», concluye.
¿Cómo ayudarla?
Odesa López Vargas (Popular 3, apto. 3, Plaza de los Trabajadores, entre Mojarrieta y Padre Valencia, Camagüey) es una mujer jubilada por enfermedad. En 2009 fue operada de cáncer de mama, y el pasado año tuvo que ser intervenida de nuevo, con una radical del seno afectado. De la biopsia resultó un cáncer invasivo, cuyo tratamiento implica una vacuna denominada traztusumac o exeptrin.
«Después de comunicárseme esa información —afirma—, y al no haber capacidad disponible en el Hospital Oncológico de Camagüey, procedo por gestiones propias a irme para La Habana. En el hospital Hermanos Ameijeiras comienzo dicho tratamiento. Cada 21 días tengo que ir a la capital para ponerme la vacuna. Es un tratamiento de por vida».
Señala Odesa que le resulta imposible seguir sufragando dichos viajes cada 21 días, aunque su familia hace todo para que no falte. «Ya he dado más de siete y mi situación financiera es muy difícil para seguir costeando esos viajes» —insiste—, y ruega que le ayuden a no perder el tratamiento que puede salvarle la vida.