Acuse de recibo
De 34 semanas, con malformaciones en los miembros inferiores; cardiopatía y síndrome de regresión caudal nació hace cuatro años la niña matancera Damarys de la Caridad Otaño Matos. Desde entonces, como en cada uno de estos sensibles casos, la vida de la familia se ha vuelto una constante búsqueda de las mejores condiciones para que la pequeña avance.
Así lo cuenta su madre, Yodarki Matos (calle 25, no. 23, e/ Carretera Central y Pasaje 2, Rpto. Libertad, Colón), quien agradece que la infante tenga un botellón de oxígeno y una aspiradora permanentemente a su disposición; pues debieron practicarle hace algún tiempo una traqueotomía.
Sin embargo, otras condiciones que se necesitarían en función de la menor aún no han sido resueltas, a pesar de que la familia las ha reclamado a distintas instancias. «No tengo una chequera para las prioridades de la niña, me la han negado en tres ocasiones», considera Yodarki. Asimismo apunta que no le han facilitado la compra del nuevo módulo de cocina que se comenzó a distribuir recientemente.
El núcleo de esta casa —precisa la remitente— está compuesto, además de ella y la niña, por su papá, anciano de 75 años que no tiene jubilación, pues siempre trabajó con particulares; su hijo mayor, ahora mismo pasando el Servicio Militar Activo en otra provincia, y su esposo, que es el único que trabaja y percibe salario como cochero.
Tras reclamar en instancias nacionales ayuda para su situación, a la familia le han orientado dirigirse a entidades de la provincia y el municipio; pero en estas no se han viabilizado estos aspectos.
El 29 de octubre de 2016, vio la luz en Acuse la reclamación de las capitalinas Lourdes Calves Somoza (calle 128b, No.6109), Luz María Rodríguez Cabral y Ada Angulo Rivero, de Marianao. Llevaban entonces más de un año y cuatro meses esperando por una solución de la Empresa Eléctrica a los daños en sus teléfonos inalámbricos, provocados por un accidente en el tendido.
El 18 de marzo pasado dimos a la luz la respuesta de Jesús Samón Leyva, director general de la Empresa Eléctrica de La Habana (EELH). Argumentaba entonces el funcionario por qué, de las tres afectaciones, la única que procedía para su reposición era la de Lourdes. Y acotaba que dicha entrega no se ha efectuado por no tener en existencia en los almacenes de la empresa el equipo necesario.
Terminaba la columna ese día con el siguiente comentario de este redactor: «A casi dos años de los incidentes, aún la consumidora que tiene el derecho a un nuevo inalámbrico, no cuenta con él. Las penurias materiales pueden entenderse, pero tal morosidad parece demasiado».
Hoy damos curso a una segunda respuesta de Samón Leyva, quien refiere que «el pasado 14 de febrero se emitió la Resolución No. 51 del Director General de la Unión Eléctrica, que pone en vigor un nuevo procedimiento para la tramitación de las quejas por daños a clientes residenciales o no residenciales, en la que se dispone, entre otros asuntos, que se le podrá pagar mediante cheque, el valor equivalente al equipo dañado, según el listado de precios aprobado por Cimex; procedimiento que se puso en práctica el 1ro. de marzo del corriente. (…) En relación con el caso que nos ocupa, este ya fue evaluado dentro de los pendientes y se encuentra en proceso de depuración para la posterior elaboración de la forma de pago recientemente aprobada».
Agradezco nuevamente al Director de la EELH, por esta segunda contestación. Ojalá todas las entidades se tomaran tan en serio el intercambio con sus clientes en espacios de prensa. La carta llegó a JR el 30 de marzo pasado, solo espero y deseo que a estas alturas, Lourdes ya tenga en sus manos el importe de su teléfono.
Con el nuevo mecanismo de resarcimiento, es de suponer que ya los afectados no tendrán que esperar tanto. Así sea.