Acuse de recibo
El pasado 10 de agosto, y desde el municipio capitalino del Cerro, la doctora María Matilde Serrano Cisneros, cooperante cubana que retornó al país el 30 de abril de este año desde Cabo Verde, en África, narraba aquí sus avatares con una carga enviada por Air France dos días antes de su vuelo a la patria.
Contaba la doctora que ya en Cuba, el 12 de mayo se le informó que su carga había arribado a los almacenes de Aerovaradero el 7 de ese propio mes. «Solo nueve días para cruzar mi carga el Atlántico y en más de tres meses ha sido imposible su recogida en la Aduana de Aerovaradero», enfatizaba.
Desde entonces y hasta el 7 de agosto, cuando María Matilde me escribió, sus gestiones con Aerovaradero habían desbordado más de 20 correos electrónicos y cinco entrevistas. La primera de estas últimas fue el 12 de mayo, cuando el funcionario Abilio le informó que su carga ya estaba, pero por razones de seguridad habían cerrado y mudado los almacenes, por lo cual había un retraso en la entrega de ese mes.
Así, supo que podía demorar unas tres semanas en recibirla. Pero habían pasado tres meses y todavía su carga no estaba lista. La última visita de la doctora fue el 19 de julio, y posteriormente se comunicó vía correo electrónico en cuatro ocasiones más.
La última respuesta la recibió el 6 de agosto, de parte de Guillermo Suárez, quien le sugirió que se dirigiera y reclamara ante la dirección general de la empresa, pues ellos han informado en repetidas ocasiones a la dirección de la Terminal de carga y no han recibido respuesta. O que se presentara ante el especialista de Reclamaciones.
María Matilde señalaba que conocía a cooperantes que viajaron y arribaron un mes después de su llegada, y antes de los 15 días recogieron sus cargas. «¿Acaso ya debo reclamar la pérdida de mis pertenencias?», manifestaba quien se sentía maltratada por lo que llamó «el deficiente trabajo y descontrol de la empresa».
Al respecto, responde René de los A. Céspedes Naranjo, director general de Aerovaradero, que «la causa fundamental de la demora es la gran cantidad de cargas que ha recibido nuestra empresa, superior a la capacidad para la cual está diseñada». Y afirma que «ello ha dificultado el normal desarrollo de los procedimientos de trabajo en el proceso tecnológico de la actividad, derivándose el incumplimiento con los plazos normales de entrega de carga, y por consiguiente, una afectación en este sensible indicador de la calidad del servicio».
Añade René que es tal el crecimiento de la demanda de envíos, que a pesar del apoyo de la Dirección de la Corporación de la Aviación Civil (Cacsa) y del Ministerio del Transporte, aún hay problemas objetivos que dificultan el desarrollo de la actividad de Aerovaradero.
Confirma el Director general que el 13 de agosto se le confirmó a la doctora María Matilde la fecha del 16 de ese mes para realizar la extracción, la cual se hizo efectiva. Y agrega que, en nombre de esa entidad, se le ofrecieron disculpas a la cliente por las molestias ocasionadas.
Concluye que «la dirección y los trabajadores de nuestra empresa tenemos focalizados los problemas, y se trabaja sobre ellos de manera constante en la búsqueda de alternativas para revertir la situación actual y poder ofrecer un servicio con la calidad que nuestro pueblo merece».
Al final, agradezco la solución del problema, que apenas logró en días lo que llevaba tres meses dilatado, con la lógica molestia e incertidumbre de la clienta, que no es culpable de los problemas de Aerovaradero, y al menos requería las disculpas desde un principio y una información tranquilizadora de la entidad.
Si la demanda de los servicios de envío de cargas hacia Cuba ha crecido ostensiblemente, por encima de la capacidad para la cual está diseñada, es lamentable que la respuesta no haya abundado en cómo enfrentarán el asunto con «la búsqueda de alternativas para revertir la situación actual».