Acuse de recibo
El pasado 23 de marzo, Luis Hugo Fernández Ricardo (Carmen 113, entre Campanario y Tenerife, Centro Habana) contaba aquí que debido a la demolición de un edificio en la cuadra donde reside, el 18 de febrero se averiaron las redes telefónicas y eléctricas que brindan servicio.
Cuando me escribió, casi un mes después, seguían intactas las afectaciones telefónicas. «Desde entonces —decía—, a pesar de que se han reportado constantemente y se le ha comunicado a Atención a la población, se ha hecho caso omiso al respecto».
Según Luis Hugo, alegaban que no habían encontrado la caja terminal de conexión donde están los pares de los clientes, incluido el suyo. Y que el cable especial, necesario para conectar los teléfonos a la línea de cada cliente, había que reponerlo.
«¿No es responsabilidad de esa Empresa, decía, reponer esos materiales, así como la susodicha caja terminal para resolver este crítico problema que nos mantiene sin el servicio que necesitamos y pagamos? ¿No merecemos el respeto que está recogido en los contratos que firmamos?».
Al respecto, responde Tania Velázquez, directora central de Comercial y Mercadotecnia de Etecsa, que la interrupción quedó resuelta el 17 de marzo, tras un largo y complejo proceso de sustitución de redes aéreas, con el consiguiente cambio de terminales telefónicos en el área, lo que posibilitó el reordenamiento de todos los servicios soportados en estas estructuras.
Confirma que la causa fue la demolición el 18 de febrero, que afectó las redes del lugar a gran escala. Y para la reparación fue necesario que Comunales recogiera los escombros que imposibilitaban el paso.
Añade que la reconstrucción de redes abarcó la reposición de los cables, los pares afectados y las cajas terminales, razón por la cual el servicio no pudo ser inmediato. En entrevista con el titular del teléfono, el propio 23 de marzo, se le ratificaron las causas de la demora, al tiempo que se constató, junto a otros residentes, la calidad de la reparación realizada.
Agradezco la respuesta de Etecsa. ¿Por qué quienes demolieron no responden por sus daños? ¿Por qué Comunales no explica su parte, y cuánto demoró en la recogida?
Cuando muchos jóvenes rechazan las carreras pedagógicas, Dayana Cabrales Bagué (Concepción 305, Manzanillo, Granma) aspira a ser maestra. Y siempre le truncan el sueño.
Cuando Dayana terminó el preuniversitario, fue a la Universidad de Ciencias Pedagógicas de Granma, a estudiar para Maestro Primario. Y le informaron que la carrera no abriría, pues solo habían matriculado cuatro estudiantes. Le sugirieron irse a Las Tunas o cambiar de carrera. Se quedó y matriculó allí la Licenciatura en Educación, en la especialidad de Biología-Geografía.
Han pasado dos años, y ahora sus condiscípulos cambiaron de carrera para Medicina. Solo quedan tres alumnos. «Qué suerte la mía, dice; ahora si deseo ser profesora de una especialidad hacia la cual me reorienté debo irme para Holguín o Matanzas. Necesito graduarme de la carrera que escogí, y no tengo condiciones para irme.
«¿Dónde queda la planificación que hizo el Ministerio de Economía y Planificación sobre las necesidades de profesionales para el año en que yo hipotéticamente me iba a graduar? ¿Dónde la necesidad de docentes? ¿Acaso no es necesario invertir en la formación de jóvenes en Cuba que opten por las carreras pedagógicas? Ese es el estímulo que merezco por querer ser profesora.
Ya no hay aulas multigrados en Cuba, donde las matrículas son menores de diez estudiantes. ¿Por qué perder dos años de mi vida si decido no irme para otra provincia?
«Sé que han existido carreras en la Universidad de Ciencias Pedagógicas de Granma que han graduado hasta tres estudiantes. ¿Es que desean ahorrar presupuesto, o los profesores que nos iban a atender ya no van a trabajar más en la Universidad de Granma?
«Solo espero una respuesta, y poder graduarme dentro de tres años. Que mi título sea de la Universidad de Granma, pues mis condiciones no me permiten irme fuera. ¿Al final seré una graduada de profesora de Biología-Geografía, o tendré que migrar, como mis compañeros, para la Salud Pública?» proclama Melba.