Acuse de recibo
Más de 400 kilogramos de pienso les debían a Rolando Delgado Pérez y a su hermano, desde hacía alrededor de diez meses, según supimos aquí el pasado 13 de octubre. Narraba entonces Rolando (calle No. 3, s/n, reparto 28 de Enero, Niquero) que, tras la entrega de carne de cerdo que ellos habían efectuado, el correspondiente suministro de alimento para los animales se postergaba una y otra vez con disímiles justificaciones.
Los productores se habían acercado a quienes tenían que ver con el asunto: el representante de la CCS que efectuó la compra y la Empresa Porcina del territorio, y les habían asegurado que de un momento a otro saldarían la deuda. Pero llegado un instante comenzaron a entregar pienso a quienes fueran aportando carne, pasando por encima del viejo compromiso, evocaba el remitente.
Y se preguntaba hasta cuándo el irrespeto y la acumulación de deudas de las entidades implicadas.
Al respecto contesta Ramón Efrén Brunelys Rodríguez, director general del Grupo de Producción Porcina (Grupor) del Ministerio de la Agricultura. Explica Ramón Efrén que la deuda, en el caso de referencia, existió durante siete meses y consistía en «645 kg. de pienso por 215 kg. de carne vendida y que desde principios del mes de octubre fue pagada».
«Es válido mencionar que en este caso, el compañero Rolando Delgado Pérez no fue el que vendió los cerdos a la Empresa Porcina, sino el hermano, Amado Delgado Pérez, que es el productor asociado a la CCSF Combate del Uvero, del municipio Niquero, a través de la que se efectuó la venta en el mes de febrero de 2015, por ser la entidad con la que se mantienen relaciones contractuales», apunta el directivo.
Y concluye su escueta misiva el Jefe del Grupor, expresando que la CCSF tuvo la posibilidad de pagar la deuda de referencia y la restante que poseía —de 13,7 toneladas de pienso a sus productores, desde inicio del año «a partir de la entrega total que se le realizó por la Empresa Porcina desde enero a octubre, de 85,4 toneladas de alimento, lo cual en este caso no fue posible por existir problemas de entendimiento con el productor a la hora de la venta del mismo; extendiéndose por tanto el término de pago sin necesidad».
Agradezco la misiva de la máxima instancia del Grupor. Resulta oportuno el señalamiento del Director General, de que la deuda se acumuló por siete meses y no por diez, como apuntaba el remitente. De todas formas, cualquiera de esos dos tiempos es mucho, si tenemos en cuenta que un productor depende del alimento que le entreguen para continuar produciendo y para obtener las ganancias que le permitan sustentar económicamente a su familia.
Por otra parte, la cantidad que apuntaba Rolando era de 245 kg., inferior a lo que en verdad les debían a él y su hermano.
No se precisa cómo se articula el mecanismo Grupor-CCSF-Productor para que fluya el proceso productivo sin baches de esta naturaleza. Esperemos que en la respuesta de la CCSF se esclarezca.
Al final, todo lo que afecte la producción de alimentos redunda en malestar colectivo, y de lo que se trata es de propiciar lo contrario. Esperemos que así sea.
Nunca es tarde para la gratitud. Por eso, se lee con tanto placer la carta del holguinero Jorge Fabio Remedios Bruzón (calle Peatonal 13B, Bloque 5, apartamento No. 2, entre 14 y 16, reparto Villa Nueva), quien no quiere dejar pasar por alto la honradez y gentileza.
«El viernes 6 de noviembre en horas de la tarde utilicé los servicios de la Sala de Navegación que posee Etecsa en la ciudad de Holguín. Abandoné el local y como a la hora vine a acordarme que había dejado conectada una memoria flash de mi propiedad en la PC donde trabajé», narra Jorge Fabio.
«Regresé, busqué en la PC donde había trabajado y no estaba ya el dispositivo. Fui a la mesa de la ejecutiva, de la cual solo sé que se llama Yunia y afortunadamente otro usuario había encontrado la memoria y la había entregado. Aunque un poco tarde, sirva este correo como sincero agradecimiento a ese(a) incógnito(a) que la devolvió y a la ejecutiva Yunia, que también me mostró que no todo está perdido y que hay muchos cubanos dignos. Como dijo José Martí: La pobreza pasa; pero la deshonra, no», evoca el remitente.
Aunque ya lo hemos dicho, no huelga repetirlo: en las cartas —tanto de las personas que manifiestan un asunto, como de las instituciones que responden— debe colocarse, al menos una vez, el nombre completo de las entidades a que se hace alusión. A veces los redactores nos devanamos los sesos tratando de averiguar qué significan ciertas siglas. Claridad, he ahí la primera regla para entendernos. Gracias.