Acuse de recibo
Osmani Guerra Martínez (San Miguel 302, apto. 1, entre Figueroa y D’Strampes, Sevillano, La Habana) anda empecinado en utilizar las ventajas de la tecnología digital para pagar diversos servicios, y ahorrarse colas, esperas y molestias. Hace más de cuatro años él paga desde principios de mes el teléfono y la electricidad mediante su tarjeta magnética en Tele Banca, pero últimamente está teniendo tropiezos con lo que debía ser una comodidad expedita del desarrollo.
Precisa que desde septiembre pasado, y hasta el 25 de noviembre, vienen presentándose en su casa representantes de la Empresa Eléctrica a interrumpirle el servicio por falta de pago, a pesar de que en esos tres meses él ha cumplido esas obligaciones como consumidor… mediante Tele Banca. Y lo testimonian los recibos que extrae del cajero automático cuando realiza la operación.
En octubre, después del segundo amago de corte, Osmani llamó a Tele Banca y habló con una supervisora, muy amable, por cierto, quien le explicó cómo se realiza el procedimiento con esa modalidad: una vez que se realiza el pago de la electricidad, se envía el paquete de datos a la entidad eléctrica en Capdevila, y desde allí se distribuye la información de los clientes que han efectuado el pago a cada oficina comercial de la ciudad.
También le informó que ellos mantienen reuniones de coordinación con la Empresa Eléctrica para tratar esos temas, de manera que si se produce atraso en la entrada de la información, no se afecten los clientes que llevan haciendo los pagos desde hace tiempo por Tele Banca.
Durante el encuentro, la supervisora le preguntó si había tenido estos problemas con Etecsa, y él le aclaró que jamás, por lo cual infirió que la responsabilidad es de la Empresa Eléctrica.
Tratando de desenredar aun más la madeja, Osmani llamó a Atención a Cliente de la Organización Básica Eléctrica de su municipio, 10 de Octubre. Y quien le atendió le pasó la responsabilidad a Tele Banca: esta última era la responsable de enviar la información hacia cada oficina comercial de la Empresa Eléctrica de la capital. Y le sugirió ¡que dejara de pagar la electricidad por Tele Banca para evitar estos problemas!
«Todo parece indicar, deduce Osmani, que el mayor responsable soy yo como cliente, por escoger una forma de pago más cómoda, ya que trabajo y no dispongo de mucho tiempo para hacer colas y pagar servicios».
La suerte del cliente ha sido su mamá, una persona de la tercera edad que permanece todo el tiempo en el hogar, y en las tres ocasiones ha podido evitar el molesto corte cuando los de la Empresa Eléctrica, sin preguntar siquiera, se han dispuesto a realizarlo. Pero la señora, por supuesto, ya sufre el estrés y la alteración ante esa posibilidad que gravita sobre ellos.
Como nunca ha tenido esos problemas con Etecsa y la cuenta del teléfono, Osmani solicita una respuesta esclarecedora de Tele Banca y la Empresa Eléctrica conjuntamente, y la solución entre ellas de tal desaguisado. Porque, de lo contrario, se vería precisado a abandonar el pago por Tele Banca, con la impotencia de no poder disfrutar las bondades y celeridades digitales.
Dos personas sin el sentido de la audición, pero con los sentimientos de gratitud en el centro del corazón, escribieron a esta columna para agradecer a la Televisión Cubana el disfrute del close caption.
Una de ellas es Ángela Fernández, de 75 años y residente en calle 23, entre 10 y 8, Ampliación de San Matías, en el municipio capitalino de San Miguel del Padrón.
Ángela desea congratular a la Televisión Cubana, por el esfuerzo que hace para que los sordos e hipoacúsicos tengan el servicio de close caption al menos en una cantidad representativa de programas muy populares, como Vivir del Cuento, las telenovelas y los policiacos.
Y el otro agradecido es Sandalio Duarte Pérez, vecino de calle 97 A Final, nro. 9717, entre 36 A y 38, en el reparto Las Delicias, del municipio capitalino de Cotorro.
Los que disfrutamos de todos los sentidos, y no sufrimos barreras en la vida, no imaginamos cuánta felicidad puede brindárseles a tantos seres con alguna carencia natural. Inclusivas, así deben ser las políticas públicas, para que nadie quede abandonado a la soledad.