Acuse de recibo
«Desvestir un santo para vestir a otro»… Axioma tan folclórico alude a la falta de sistematicidad e integralidad con que se aplican ciertas medidas, que se ciñen a satisfacer lo último sin sopesar antecedentes. Esa puede ser la razón de Carlos Rodríguez González, vecino de Coronel Verdugo 369, entre Sáez y Poey, en la ciudad matancera de Cárdenas.
Él destaca la aceptación que ha tenido el sumar la provincia de Matanzas a la venta liberada de gas licuado, por el beneficio en comodidades y ahorro de energía eléctrica para muchas familias. Lo que sí no entiende es que mientras se accede al gas liberado a precios más altos, los hogares con contratos firmados hace muchos años para ese combustible doméstico y a precio subsidiado (quienes siempre lo adquirieron racionado), en este abril aún no han recibido el que debía distribuirse en febrero pasado.
Cuando trató de averiguar con algún representante de esa entidad suministradora, quien atiende ese suministro en el municipio de Cárdenas le respondió que había «un poco de atraso» en la entrega. Y él pregunta: ¿Cómo va a existir atraso para los que hace muchos años tienen contrato, y sin embargo se está vendiendo por la libre a personas que inician ahora su contratación con la Empresa?
Las nuevas medidas que se toman para beneficiar a la población no pueden crear sensación de desconfianza en los consumidores tradicionales y de años.
Hilda Elisa Miranda (Calle 26 No. 2528, entre 25 y 27, Caibarién, Villa Clara) sufre con su sobrino, quien padece una enfermedad en el cerebro que le ocasiona convulsiones y le priva de llevar una vida como cualquier joven.
No siempre, confiesa, el muchacho ha recibido de profesionales de la Salud la necesaria sensibilidad humana, el amor y la dedicación profesional. Pero desde el 29 de marzo hasta el 8 de abril pasado, precisa, se les abrió el cielo durante la estancia de este en el Instituto de Neurología y Neurocirugía.
«Ese es un centro —dice—, en el que pacientes y familiares son lo primero. Allí, desde que llegas y eres atendido por custodios, recepcionistas, camilleros y camareras, recibes respeto, amor y mucha entrega, sin tener que pagarle nada a nadie.
«Gracias al doctor Juan Carlos Yibres, al cual le estaré agradecida eternamente por su profesionalidad, sensibilidad y cariño, por su único objetivo, el que debe ser el de todo trabajador de la salud: el paciente. Gracias a las enfermeras y personal de la Sala de Neurocirugía, por toda su entrega al bienestar de pacientes y familiares. Gracias a enfermeras y empleados del angiógrafo, que el día de la prueba mostraron mucho amor y comunicación constante conmigo. Y no solo conmigo, sino con todo paciente o familiar que les pedía información u orientación. Ellos siempre dispuestos y con buen carácter. Que sirva de ejemplo siempre a todo el sector de la Salud cubana».
En la capital cubana hay un preocupante brote de vertederos, por la incapacidad de Servicios Comunales de brindar un servicio sistemático que satisfaga la demanda de recogida de basura, y también por la indisciplina e indolencia de quienes lanzan desechos sin consideración.
Digna Asela Ávila escribe desde Calle Nacional No. 14114, entre Lililoy y Alday, en el reparto Aldabó, del municipio de Boyeros. Y lo hace para denunciar el vertedero que ha tomado fuerza en la calle Nacional, entre Corta y Puente. En las márgenes de un río, y muy pegado a las casas.
«Hay desechos de todo tipo: desde cabezas de vaca y tripas del animal, hasta carrocerías de autos. Personas inconscientes le prenden fuego y los vecinos tienen que llamar a los bomberos y la Policía, además del daño que provocan las emanaciones. En una ocasión, ante las reiteradas quejas de los vecinos, Comunales dragó el río, pues cuando llovía se desbordaba y se introducía en las casas».
Asegura Digna que el asunto ya es viejo, y se ha hablado con las autoridades del Poder Popular y Comunales. Pero persiste. Y los vecinos tienen que vivir de sobresalto en sobresalto, con sus puertas y ventanas cerradas.
Es solo un botón de muestra de lo que se vive en la capital con la acumulación de desechos. A propósito, ¿cuándo Servicios Comunales va a rendir una información a los ciudadanos de lo que sucede y de lo que se impone hacer, aún con mil dificultades de recursos, para erradicar esta vergüenza extendida?