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¿Qué dice Etecsa?

Con sobradas razones me escribieron seis vecinos de calle Prensa, entre Pezuela y Santa Teresa, en el municipio capitalino de Cerro: Sonia Blanco, Xiomara Alejo, Daniel Montolongo, Isis Díaz, Juana Palmaré, Marla Palmaré y Carmen Coffiní.

Cuentan los remitentes que el 23 de enero del presente año, a las 11 y 20 de la mañana, integrantes de una brigada de Etecsa reparaban en esa cuadra líneas telefónicas, y tensaron un cable que previamente habían tirado por encima de los conductores de electricidad que van desde los transformadores situados en los postes del tendido eléctrico a las viviendas de esa cuadra.

Al ver como halaban dicho cable telefónico, varios vecinos que observaban los trabajos, alertaron a los técnicos de Etecsa del peligro de que se pegaran varios de los alambres. Pero ellos hicieron caso omiso. Y sucedió lo que se esperaba: al halar el cable telefónico que estaban poniendo, los de la corriente se pegaron e hicieron cortocircuito. El alto voltaje resultante dañó equipos en varias casas.

Para que se tenga una idea: a Sonia se le averiaron dos televisores, un equipo de música, cinco lámparas de techo y una lámpara recargable; a Xiomara, dos refrigeradores y un televisor; a Daniel, dos computadoras; a Isis, un televisor, un teléfono inalámbrico y un ventilador; a Juana un equipo de música; a Marla, un backup, y un teléfono inalámbrico; a Carmen, un teléfono inalámbrico…

De inmediato los vecinos llamaron a la Empresa Eléctrica para reportar las averías. El carro de guardia de esa entidad apareció y se reparó la entrada de alto voltaje. Posteriormente los vecinos fueron a reportar los daños a la propiedad, y a reclamar en las oficinas comerciales de la Organización Básica Eléctrica (OBE) en calle Zapata esquina a 4, en Vedado.

Los funcionarios de Atención a la Población de la citada entidad les dijeron que, previa inspección y esclarecimiento de los hechos, darían respuesta en un plazo de diez días.

El 24 de enero, una de las afectadas se personó en las oficinas de Etecsa a formular la queja. Horas después estaban en el lugar de los hechos funcionarios de esa entidad, encabezados por Eladio Iglesias, jefe de la Oficina Comercial. Realizaron una detallada inspección de los equipos dañados y se llevaron la lista pormenorizada de los mismos, no sin plantear antes que en los siguientes días les darían respuesta de las conclusiones a las que arribarían.

Pero cuando me escribieron los vecinos, varios meses después de los incidentes, no tenían noticia alguna de las conclusiones de Etecsa.

El 14 de marzo, uno de los vecinos afectados se personó en Zapata y 4 para indagar por los resultados de las diligencias. Y le respondieron que, tanto la OBE como Etecsa habían concluido que las causas de las afectaciones fueron malos manejos en los trabajos de tendido de líneas telefónicas sobre cables conductores de electricidad, por parte de Etecsa.

«Fuimos afectados por cuestiones ajenas a nuestra voluntad —señalan los vecinos—, y nunca Etecsa se pronunció ni dio respuesta alguna en torno a una situación de la que es responsable», concluyen los vecinos.

En lo más alto

Pablo A. Marrero Pérez hace un alto en medio del dolor para agradecer, en nombre de toda su familia, las atenciones recibidas por su mamá Julia Isel Pérez Hernández en el Hospital General Docente de Placetas, en Villa Clara.

Refiere Pablo que su madre estuvo hospitalizada en la Sala Medicina-Mujeres por espacio de 47 días, hasta el 15 de junio pasado, cuando falleciera, y destaca que el personal médico, paramédico y demás trabajadores de ese hospital hicieron lo imposible hasta el último aliento por preservar la vida de la paciente.

«Todos —señala— pusieron en lo más alto la solidaridad y el sentimiento humano. Materializaron las palabras de Fidel, cuando expresara: “El buen trato al paciente no cuesta un centavo; lo que hace falta es un átomo de solidaridad, de sentimientos fraternales y de sentimientos humanos…”».

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